miércoles, 3 de noviembre de 2021
📚¡Mis Lecturas del Verano!📚// 💫WRAP UP 2021 💫
jueves, 28 de octubre de 2021
Reseña de "Enseñando a nada a la mujer casada" de Juan Carlos Friebre.
Enseñando a nadar a la mujer casada es un poemario, profundo y ampliamente
documentado, sobre los castigos y penas que se les han impuesto a las mujeres
por el simple hecho de buscar su libertad. Un recordatorio doloroso sobre la
historia viva que nos precede, y que sigue aún vigente en el peso de los
nombres de las mujeres que lucharon (aún sin quererlo) por sus derechos.
El propio título de la obra es ya un anticipo
sobre lo que se va a desarrollar a lo largo de la obra, puesto que proviene de una
antigua ley mesopotámica sobre el adulterio (siempre siendo la mujer la
adultera y quien debía pagar el precio, siendo real o no el acto) que se
ejercía lanzando a las adulteras a las aguas del río para morir ahogadas. Esta
será la clave para comprender la obra, puesto que es un viaje entre el pasado y
el presente, sobre lo que conlleva desafiar a la autoridad impuesta por el
poder. Tradicionalmente ejercida por el hombre.
Aquí tenemos a varias mujeres famosas en la
historia, cuya vida fue terminada por la mano de la opresión, y por el intento
de acabar con su libertad: Margarita Porete, Juana de Arco, Mariana de Pineda
Muñoz, Aisha Ibrahim Duhulow. Elemento común entre ellas, que le da una mayor
unión con respecto a la estructura del poemario. El cual se divide en una serie
de categorías que engloban la historia de cada una de ellas, rota solamente,
por una historia que se nos cuenta desde el presente de carácter más
detectivesco sobre el asesinato de una mujer a manos de su pareja.
Es una obra que habla sobre la inocencia, sobre
la incapacidad de defenderse ante las injusticias que se cometen, sobre la
lealtad a uno mismo, a la defensa de una vida justa y única. Es una puesta en
escena, un recordatorio y una verdad gritada a voz en grito.
En lo personal me ha marcado y hecho sentir
cada una de las escenas que se narrar, todas y cada una de las alusiones que
aquí existen. Todas las verdades calladas que se poetizan en este poemario, se
me han quedado profundamente grabados en el corazón. Un poemario que volveré a
releer una y otra vez, para así comprender todas las aristas que se esconden en
los versos de Juan Carlos Friebe.
Le doy las gracias al autor por nuestra charla
aquel día que nos firmó a @ y a mí este pedazo de libro. Sin duda ya tiene dos
fieles lectores.
jueves, 21 de octubre de 2021
La Sección: Mujeres en el fascismo español" de Jessica Belda y Ruth Sánchez.
🍁 ¡Buenas tardes lectores! 🍁
martes, 12 de octubre de 2021
Reseña: "Fábulas y leyendas de Japón".
⚜ Fábulas y leyendas de Japón de Yei Theodora Ozaki ⚜
🔸️Es un recopilatorio que engloba los cuentos, los mitos y las fábulas más conocidas de Japón. Con un total de veintidós historias, nos hace un recorrido por los nombres más reconocidos del folclore nipón: desde “El cortador de Bambú y la niña de la luna” hasta “Momotaro, o la historia del hijo de un melocotón”. Todas sus historias tienen como objetivo explicar tradiciones, orígenes y enseñanzas populares a quienes las escuchan. Puesto que desde un principio sus historias fueron contadas de boca en boca, para luego ser recopiladas y conservadas en papel.
🔸️Nos enseña la necesidad de convivir en armonía (de la mano de alguna que otra madrastra mala o vecino avaricioso), de no fiarte de desconocidos (aun menos si se trata de un mono) y de que las buenas acciones son recompensadas tanto como se castiga las malas.
🔸️Ha sido toda una experiencia, no ha habido emoción que no haya sentido ni historia que olvide después de leer este libro. Mis favoritas han sido todas aquellas protagonizadas por doncellas, ancianos, dragones y animales. Pues, al fin y al cabo, me han recordado a los cuentos de mi niñez, pero al mismo tiempo, se me han asemejado historias totalmente nuevas y originales.
💫 ¿Os ha llamado la atención? ¿Le daríais una oportunidad? 💫
miércoles, 21 de julio de 2021
Análisis de "Sorgo Rojo" de Mo Yan:
*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.*
El autor se considera a
sí mismo como un narrador de la vida, al más puro estilo tradicional, casi como
un cuentacuentos. Al menos, así se autodefine él mismo el 7 de diciembre de
2012 en su discurso para el Premio Nobel[1]. «Como
dice un refrán chino: es fácil cambiar de
dinastía, es difícil modificar la personalidad, y aunque mis padres me habían educado con mucho cuidado, no
consiguieron cambiar el hecho de que a mí me
gustara hablar. Esto le había dado un sentido irónico a mi nombre Mo Yan
que significa, no hables» (Mo Yan, 2012: 4).
Mo Yan es un perfecto
conocedor de la tradición, cuyas historias han sido transmitidas de boca en boca por generaciones, y que ahora él da forma
a través de sus novelas. Siendo Sorgo
rojo el mejor y más puro ejemplo de esta forma de asumir la tradición a la
hora de escribir sobre su pueblo natal y sus gentes. Representados por el
ambiente rural, la brutalidad y la planta de sorgo que alimenta y da vida a la
región. Mo Yan se diferencia del resto de escritores por su forma de asumir lo
literario, como lugar de crítica social,
dejando entrever mediante los detalles, más que por la acción en sí, la
intención de sus obras. Sabiendo esto podemos saber que la planta de sorgo es
el nexo de unión entre sus protagonistas, ya no sólo como un elemento más en el
ambiente o como escenario, sino, incluso, como un elemento decisivo entre la
vida y la muerte. Temas principales en los que
se hunde y reflexiona esta obra tan compleja. Puesto que el tiempo puede pasar,
pero la tierra, el río Negro o las plantaciones de sorgo siguen ahí,
impertérritas.
Mo Yan tuvo que dejar
sus estudios escolares para trabajar en el campo durante la Gran Revolución
Cultural, para entrar más adelante, al servicio del ejército de liberación
popular, donde comenzó a escribir. Servir en el ejército era la única manera de
que un niño cómo él, de una familia pobre y humilde, pudiera acceder a una
educación superior. Finalmente acabó estudiando en la Escuela de Arte y
Literatura del Ejercito, para luego pasar a cursar una Maestría en la
Universidad de Beijing.
Publicó su primera
novela en 1981, Lluvia en una noche de
primavera, pero su debut como escritor no comenzó hasta la publicación de Sorgo rojo (1987). Más tarde, en la
época de los ochenta y con la apertura de China, el escritor pudo enriquecerse
en la lectura de nuevas técnicas literarias de índole más occidental. Se
inspiró en escritores cómo Gabriel García Márquez, cuya influencia es muy
significativa en su obra Sorgo rojo,
o William Faulkner. La clave de su éxito estuvo en la conservación de los
estilos más tradicionales de la cultura china, pero, trabajándola desde las
técnicas estilísticas adquiridas de Occidente. Esto le dio la capacidad de
ahondar de una forma novedosa en las raíces de su cultura, y a la vez,
expandirse y ser capaz de llegar a un gran número de lectores fuera de su país
natal. Lectores que no estaban acostumbrados ni estaban familiarizados con la
literatura tradicional china.
Sorgo rojo relata la angustia, el dolor y el sufrimiento en la región de Gaomi Noroeste, asolada por la invasión de las tropas japonesas, siendo el lugar en el que se desarrolla la acción. Esta novela es narrada por un narrador en primera persona, que hace a la vez de narrador testimonial o personaje. Pareciendo que es el propio autor quien está relatando los acontecimientos que vivieron sus antepasados en esta época de guerra. Esto se debe a las técnicas especializada sobre la novela que ha desarrollado Mo Yan en su carrera como escritor. La obra está dividida en cinco partes: «Sorgo rojo», «Vino de sorgo», «Conducta de perros», «Funeral en el sorgo» y «Muerte extraña», en las cuales se desarrollan las distintas escenas que protagonizan la familia del clan del sorgo rojo. El tiempo en esta obra no es lineal, sino que va saltando de un acontecimiento a otro, entre personajes y ambientes. Dándole una mayor profundidad, muy cercano a la realidad, puesto que está escrito en forma de crónica. En un principio, dichas partes fueron creadas en forma de series, y no fue hasta el año 1988 que se juntó en un solo volumen, con el nombre de Sorgo rojo. Las primeras dos series fueron lo que inspiró al cineasta Zhang Yimou para crear la adaptación que posteriormente ganaría en el Festival de Cine de Berlín un Oso de oro.
El argumento gira en torno al
casamiento de la abuela paterna del narrador, la bella Dai Fanglian, con el
hijo del leproso de Shan Tingxiu. Este es poseedor de una gran destilería y es
dueño de múltiples animales y hectáreas de tierra sembradas de sorgo. Narra
cómo su abuela fue porteada por Yu Zhan´ao, el abuelo del narrador, y cómo se
enamoraron en el trayecto hacia su boda. Posteriormente, y siguiendo la
tradición, la abuela regresa a casa de sus padres, donde les comunica su
terrible situación. Pero el bisabuelo materno no hace oídos de sus súplicas
(hecho que posteriormente le traería la ruina), descuidando a la abuela entre
el sorgo, quien es asaltada por el joven comandante Yu. Por aquel entonces, no
era más que un bandolero y un hombre violentos que desafía a las leyes (en esta
época se prohibieron los juegos de cartas, los bandoleros, y la venta y el
consumo de opio), siendo un personaje que solo ve por su bienestar. Yaciendo
juntos entre el sorgo, sellan sus destinos de cara a los futuros acontecimientos
de la novela.
El futuro comandante Yu, siguiendo su instinto amoroso hacia Dai, asesina al esposo de ésta y a Shan Tingxiu, su padre. Dejando todos sus bienes a la viuda, que, en aquel momento, se había quedado embarazada del padre del protagonista, Douguan. A partir de aquí los hechos se acontecen de forma fragmentada, dejando en primer plano la muerte del tío Arhat, a mano de los japoneses, la ardua batalla contra estos en la emboscada a un convoy japonés en la carretera de Jiao Ping, y la posterior muerte de la abuela tras la traición de uno de los jefes de la resistencia ciudadana que pueblan la zona.
A partir de aquí, se nos describe
una guerra cruenta y desigual, donde los cadáveres humanos se amontonan y son
comidos por los perros, los supervivientes se comportan como animales sin alma,
donde la traición, las luchas y la deshumanización se vuelven el ambiente
constante de la obra. Se nos narra las múltiples mujeres que pueblan el panteón
familiar, junto con sus muertes. La abuela tercera, una anciana que caído del
abuelo y del padre tras la emboscada, la violación y trágica muerte de la
abuela segunda a manos de los japoneses y el asesinato de la tía paterna a la
edad de cuatro años en Grieta Salada. También aparecen las historias de cómo se
conocieron el padre y la madre del narrador, y la trágica muerte en el pozo del
tío materno por falta de alimento. Toda una crónica familiar que es escrita por
su narrador para acercarse a esta parte de la historia, buscando una manera de
conectar con sus raíces y con lo que un día fue el pueblo de Gaomi Noroeste que
habitaron sus padres y abuelos.
El estilo de Sorgo
rojo se caracteriza por tener un
amplio abanico de detalles, de metáforas,
repeticiones que traen a primer plano elementos
típicamente rurales y muy tradicionales dentro de la cultura china. Además de su brevedad y realismo, sobre todo, en descripciones y diálogos. Pudiendo apreciar
características propias del cuento popular,
que se mezclan con el mito y la leyenda, propias de la guerra que acontece en la obra. Podríamos incluso decir que roza el realismo
mágico en algunas ocasiones, como en la muerte de la abuela segunda –la cual
estaba poseída por un demonio tras su muerte, y anteriormente a eso, por el
espíritu de una comadreja –, o también, el testimonio del viejo Geng quien
sufrió catorce puñaladas y sobrevivió porque un zorro místico le sanó las
heridas con la lengua. Todo ello nos hace apreciar la obra como un conjunto de
voces y experiencias, casi ecos de un pasado, de cuyo dolor aún emana por entre
los poros de la tierra en la que habitaron. Su complejidad se encuentra,
precisamente, en el uso tan inteligente que hace Mo Yan de todos estos
elementos.
Nos acercamos al relato
de una historia familiar tan trágica como heroica. Cuya trama se ve opacada por
el protagonismo del sorgo, elemento que manda y dirige la vida de sus
habitantes. Es comparado este elemento constantemente con la sangre y los
cuerpos de las poblaciones locales que lo cultivan, al mismo tiempo, es un
elemento metafórico que utiliza Mo Yan para escribir sobre los orígenes, los
ancestros y las vidas pasadas. Vemos la
importancia del sorgo, tanto en su cultivo, como en su forma de producción en
vino. Seña de identidad de la destilería, que representa a los abuelos y a las
raíces del narrador.
Finalmente, en el año
1987, se crea una adaptación cinematográfica de la novela, centrada casi en su
totalidad, en las dos primeras partes de la obra. Fue realizada por el director
Zhang Yìmóu y participó en el Festival internacional de cine de Berlín del año
1988. Fue galardonada con el premio Oso de oro que catapultó la carrera de su
cineasta y el de su personaje femenina principal, Gong Li. Al ser un éxito
internacional, hizo que las novelas de Mo Yan, en concreto Sorgo rojo, se viralizaran
en este ámbito. Puesto que «ni la obra cinematográfica de Zhang Yimou se
entiende sin el papel que en ella juega la literatura, ni la literatura china
sería lo mismo sin el directo puesto que el éxito internacional que han
alcanzado sus películas ha dado a conocer y ha puesto en valor los originales
literarios en las que estaban basadas.»[2]
Sorgo rojo desprende un aura de
ironía muy oscura sobre los acontecimientos que narra. Llevando al límite, a
ojos de sus personajes, la utilización del humor en algunas ocasiones. Ironías,
dobles sentidos, metáforas, tienen como punto de unión la intencionalidad de Mo
Yan de trasgredir los límites del propio género al que pertenece la novela. En Sorgo
rojo introduce una nueva corriente literaria, denominada, neo-historicismo.
Que se caracteriza por ensalzar la historia de personajes reales –marginales en
su mayoría– que representan los problemas a los que se enfrentan en sus vidas
triviales y cotidianas. Esta cotidianidad, en Sorgo rojo, se verá
truncada por las miserias y la angustia de la guerra. Trayendo a primer plano,
una de las características más importantes con la que cuenta la obra. Puesto
que, al prescindir del desarrollo de una perspectiva política, Mo Yan, narra
desde el mismo centro de los sucesos históricos. Alejándose, por tanto, de la
tradicional concepción del héroe que aparecen en las narraciones
revolucionarias del momento.
En resumen, el autor
pretende abrir un nuevo capítulo dentro de la memoria histórica en su país.
Refrescando los acontecimientos de su historia más reciente, en parte, para
despertar pasiones y emociones más genuinas en el lector, y por otra, es un
intento de homenajear a los héroes anónimos del pasado. Recordando, de esta
forma, los nombre y lugares que –a ojos de la historia– han sido olvidados,
pero que perduran en la sangre y en la memoria de sus descendientes. Así es que
cada personaje, ya sea planta, hombre, niño, mujer o animal, representa –a modo
de símbolo– los rasgos más fundamentales de la cultura china. De esta manera,
el color rojo que aparece continuamente nombrado a lo largo de la novela,
representa la conciencia colectiva del pueblo chino, al mismo tiempo, –al igual
que con la planta de sorgo– simboliza el dolor, la muerte y la rebeldía.
«Desde el terraplén la
vista sur era una extensión interminable de sorgo, absolutamente nivelada,
tensa y quieta, un mar de rostros color rojo profundo, maduro. Era un cuerpo
colectivo, unido en un único pensamiento magnánimo. Mi padre era entonces demasiado
joven para descubrir lo que estaba viendo en términos tan floridos: esto es mi
aporte. El sorgo y los hombres esperaban que la flor del tiempo diera su
fruto.»[3]
[1] Articulo en acceso abierto en: https://www.nobelprize.org/prizes/literature/2012/yan/25459-mo-yan-discurso-nobel/
[2] Labaila Sancho, A. (2012). Mo Yan y Zhang Yimou, una poética compartida: la adaptación cinematográfica de Sorgo rojo (1987). Artigrama, núm. 27, pp. 573-588.
[3] Yan, Mo. (1992). Sorgo rojo. España, Barcelona: El Aleph Ediciones. Pág.45.
Bibliografía:
-
Yan, Mo. (1992). Sorgo rojo. España, Barcelona: El Aleph
Ediciones.
-
Artículo Mo Yan, Discurso
Nobel de Literatura 2012. En acceso abierto en: https://www.nobelprize.org/prizes/literature/2012/yan/25459-mo-yan-discurso-nobel/
-
Zariquiegui Segura, A., Zhuo Yan, T. (2007). El movimiento Xungen:
El tema de la muerte en Sorgo rojo de Mo Yan. Revista de estudios filológicos, núm. 32, pp. 1-20.
-
Labaila Sancho, A. (2012). Mo Yan y Zhang Yimou, una poética
compartida: la adaptación cinematográfica de Sorgo rojo (1987). Artigrama, núm.
27, pp. 573-588.
miércoles, 16 de junio de 2021
RESEÑA: "EL COLOR PÚRPURA" DE ALICE WALKER.
¡Feliz miércoles a todos! Espero que estéis teniendo un gran día 🌻📚❤
miércoles, 9 de junio de 2021
ENSAYO: CRÍTICA A LA MODERNIDAD CAPITALISTA. LA LITERATURA FRENTE AL PROGRESO.
Lectura crítica de «Un artista del hambre» de Franz Kafka desde las perspectivas de Walter Benjamín y Bertolt Brecht.
*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.*
El relato corto de Un artista del
hambre fue escrito por Franz Kafka en 1928 y fue de los poco manuscritos
que el autor no mandó destruir tras su muerte. La creación de este texto se
encuentra envuelto por la terrible experiencia de la tuberculosis, enfermedad
que impedía al autor consumir alimentos. Experiencia por la cual acabaría
escribiendo, poco antes de su fallecimiento, dicho manuscrito. En palabras del
propio Kafka, en una carta a Milena Jesenká, definió a su personaje como: «Un
hombre condenado a mirar el mundo con una claridad tan cegadora que éste le
resulta insoportable y se encaminó hacia la muerte».[1] Un
punto de vista contrario, pero influyente al mismo tiempo, al de los
intelectuales: Walter Benjamín y Bertolt Brecht. De cuya lectura me he
inspirado para la lectura crítica de este relato.
Cómo Walter Benjamín y Bertolt Brecht, Kafka, reflexionó en una etapa más anterior, sobre el papel del artista y del arte en una sociedad guiada por la industria. En este caso, cultural, que se encuentra amparada bajo la protección y el amparo de la familia burguesa tradicional. La cual es, además, participe de las instituciones intelectuales y burocráticas del momento. Ambos intelectuales vieron en las nuevas corrientes, surrealistas y de vanguardia, una forma de hacer frente a esta muerte aburguesada de la literatura. Renovando a través de la creación de nuevas escrituras el impulso que han renovado y enriquecido la literatura actual. Siendo además un motivo de rebeldía y de protesta frente a estas posturas dominadas, en gran medida, por la oferta y la demanda, propia de un sistema capitalista.
Mientras que Kafka nos habla del
aislamiento, caracterizado desde la soledad y la deshumanización por medio de
los hombres fetichizados. Trasformados en objetos crueles, e hipócritas, pero,
sobre todo, sin criterio. En este relato existen dos mundos contrapuestos, el
del artista –el cuál aprende a sacrificarse mediante el ayuno, cómo su faceta
artística, reduciéndose a un simple sujeto sufriente por las circunstancias – y
el de los espectadores, la masa, que representa a la sociedad, al público, al
receptor de dicho arte que procesa. Dicho artista, desde un inicio, no es
comprendido ni apreciado, e incluso, se llega a dudar de él. Por lo que es el
propio artista el que tiene que demostrar –el personaje canta y habla casi
continuamente ante sus guardianes y ante el público– de lo que es capaz, de sus
proezas, de su arte.
El artista no tiene la culpa de
sufrir el hambre al que es sometido, pero, aun así, lo busca como una manera de
reconocimiento frente a la masa. Una masa eclipsada al principio por los dotes
del artista, pero, según pasa la moda –concepto profundamente burgués, por no
decir, propio de las sociedades capitalistas–, deja de ser un objeto de
interés. La masa le retira su valor, su afecto, su atención. Por lo que el
artista no le queda más que unirse a un circo, y unir su jaula –su propio
microcosmos– al de las fieras y animales salvajes, que se encuentras encerradas
allí también. El artista queda relegado fuera del propio sujeto humano,
reducido, casi a la mera existencia de una bestia.
Esto es debido a que el arte
profesado hacía la masa, no es más que un camino directo al olvido, a la
desesperación y a la incomprensión. Un público que no es capaz de apreciar el
arte –en este caso el ayuno–, ve más estimulante observar a las fieras que a un
ser humano como ellos. Animales sin el don de la palabra, animales sin razón,
sólo pura emoción y sentimientos, pero meramente primitivos. Sentimientos que
el ayunador ya no es capaz de trasmitir, por lo que no genera ninguna emoción a
sus espectadores. Convirtiendo su arte en algo inútil, sin valor.
Cuando el artista del hambre está pasado de moda, no es capaz de renovarse, puesto que ayunar –su único talento artístico y orgullo de artista– es lo único que sabe hacer. Porque nunca antes había hecho otra cosa. Jamás intentó profundizar en otros aspectos artísticos, aunque tampoco podía, puesto que el ayuno es el único camino, la única posibilidad que el artista encuentra aceptable como medio artístico ante las exigencias de la masa. Siendo esto el único que la muchedumbre le aplaude y admira. Un artista sin arte y sin reconocimiento verdadero.
Para este artista lo más importante
es su jaula, el lugar al que la muchedumbre se desplaza para verle ayunar, el
microcosmos que da sentido a la vida del artista. El acto de ayunar, un mero
espectáculo de feria –itinerante y desarraigado–, le impone al artista una
forma de vida, una forma de ser visto por la sociedad, de ser reconocido. El
artista del hambre se niega a comer porque así se lo exige el honor de su
profesión, y para acentuar esto tenemos a los vigilantes. Quienes serán,
también, meros espectadores del espectáculo. Siendo el propio artista el que
tiene que perseguir la atención de quien le guarda – pudiendo esto ser una metáfora
del panorama literario, o incluso, de la crítica–, para demostrar su valía como
ayunador. Demostrando que no hace trampas, y así, poder autocalificarse como el
mejor ayunador que nadie hubiera contemplado antes.
«Nadie, por tanto, podía saber por experiencia propia si realmente había ayunado sin interrupción y sin falla; sólo el ayunador podía saberlo, ya que él era, al mismo tiempo, un espectador de su hambre completamente satisfecho. Aunque, por otro motivo, tampoco lo estaba nunca.»[2]
Existe un paralelismo del ayuno con
los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto. El ayuno está ligado a una
tradición histórica, pero ésta tiene un componente puramente clasista: mientras
los ricos, desde la Edad Media, podían comprar bulas, los pobres seguían, obedientemente,
la creencia religiosa según sus creencias. Hay que tener en cuenta que, aunque
la teoría cristiana afirma que será más fácil que un pobre llegue al cielo que
un rico, en la práctica eso no se ve así cuando los ricos podían abstenerse de
esta manera del ayuno con el dinero y, además, comprar su perdón a través de las
ofrendas económicas, ya fueran misas en memoria del muerto o bajo la premisa de
la ayuda al prójimo y a la comunidad.
«¿Por qué aquella gente que fingía
admirarlo tenía tan poca paciencia con él? Si aún podía seguir ayunando, ¿por
qué no querían permitírselo?».[3]
El padre de familia – en referencia a
la familia burguesa– enseña el antiguo arte, intentando hacer comprender a sus
hijos, símbolo de las generaciones futuras, un arte ya extinto. Dicho arte era
realizado por humanos para humanos, con capacidad de evolución, de trasmisión, pero
ahora solo comprenden los espectáculos realizados por fieras y animales
salvajes. El ayunador ayunaba porque no había encontrado ninguna comida que lo satisficiera,
sino, habría comido hasta hartarse como uno el resto, cómo uno más de la masa.
El artista como sujeto incomprendido, un ser incapaz de adaptarse al sistema
que se le ofrece, por tanto, su única alternativa es la muerte, y con él, también
muere su arte.
Este es un punto clave en el relato,
puesto que deja entrever una posibilidad pasada, un momento de inflexión que
podría haber cambiado su destino. Pero es una posibilidad fallida, debido a su
inexistencia. Para luego dar paso a su reemplazo, la bestia en forma de pantera,
el papel protagonista que representará a la nueva moda. Al nuevo objeto de
interés, siendo, esta vez, ya muerto el artista, un ser privado de cualidades
artística y, por ende, de crítica y razón. Dejando tras de sí un duro mensaje: los
huesos del artista descansan sobre las zarpas del producto capitalista.
En conclusión, con respecto a las
posturas de Walter Benjamín y Bertolt Brecht, esta lectura crítica es una
vuelta de tuerca sobre las escrituras y nuevas formas poéticas, las cuales
deben servir como un revulsivo para luchar. Una forma de evitar el
estancamiento. Una forma de evitar que la clase burguesa, alienante y capitalista
–propia de la industria editorial y cultural– acabe ahogando y matando (de
hambre) a la literatura, y, por ende, a los artistas de los que se alimentan.
domingo, 6 de junio de 2021
Descubriendo a "Safo".
Safo: Poemas y fragmentos.
Safo es una poetisa griega que nació en Lesbos en torno al año 600 a. C, lugar que tendría un papel fundamental en la elaboración de lo que hoy conocemos como lírica occidental. Esta nueva concepción poética se caracteriza por tener un carácter privado, íntimo y subjetivo. Además, estaba pensada para ser acompañada por instrumentos musicales, con la finalidad de transmitir emociones y sentimientos en un ambiente destinado al banquete o a las festividades, y en ocasiones, también de índole religioso.
La figura de Safo ha estado muy opacada. Debido al halo de misterio y de leyenda que la envuelve, y a la falta de textos fidedignos sobre su persona. Es considerada como una de las mejores poetisas del lirismo lesbiano, pero todo lo que conservamos de su obra nos ha llegado de forma fragmentada, debido a su mala conservación o al paso del tiempo.
Su aportación al canon se debe, no solo a lo universal del sentimiento amoroso, sino también por su carácter transgresor en sus formas de expresión. Que tuvo como consecuencia una influencia notoria, no solo en el género, sino también en personalidades tan diversas como: Platón, Catulo, Petrarca, Hölderlin, Byron o Rilke. Siendo considerada como la autora cumbre de la lírica mundial.
[1] Safo. (1990). Poemas y fragmentos. (Ed)
Hiperión, Madrid (España), 1990. Traducción de Juan Manuel Rodríguez Tobal.
Pág. 11.