domingo, 21 de julio de 2019

La Séptima Jornada del Decamerón de Giovanni Boccaccio.

*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de  spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.* 


L
a Séptima Jornada es una de las diez partes en la que está dividida la obra del Decamerón, compuesta por él escritor italiano Giovanni Boccaccio. De cuya vida se sabe que pudo haber nacido en Florencia en el año 1313. Fue un hijo ilegitimo de una familia adinerada de comerciantes florentina y que cursó la carrera de Derecho. En su juventud cortejó a una dama napolitana llamada Fiammetta (“Llamita”) por medio de canciones y sonetos, pero esta finalmente le rechazó. Este desencanto amoroso será el detonante artístico para que el poeta se decida a crear sus primeras obras –cuya figura principal se verá encarnada en Fiammetta–, además, le surgió una profunda fijación por el estudio de obras clásicas. Sobre todo, las de Dante Algighieri, a quien acabó admirando profundamente. Boccaccio pasó toda su vida viajando por Italia y Europa, pero, finalmente, acabó formando parte de la embajada de su ciudad. Era conocida la fuerte amistad entre él y Petrarca, tanto en su faceta personal, como en su faceta literaria. Finalmente, y poco antes de su muerte a manos de una enfermedad en 1375, Boccaccio hizo en Florencia unas conferencias donde daba lecciones sobre la Divina Comedia.

Sin lugar a dudas el Decamerón fue, a excepción de sus otras obras escritas en italiano y latín, la producción literaria más aclamada del poeta, la cual, podemos subrayar como la obra cumbre de Boccaccio. En ella se nota la madurez artística del poeta, tanto en la forma como en el contenido. El Decamerón fue un éxito absoluto en su tiempo, llegando a ser traducida en varios idiomas, además de ser una obra decisiva para el género de la novela. Llegando a influir en autores posteriores como Chauser o Cervantes. Dicha novela fue compuesta entre 1350 y 1355 y su estructura está inspirada en la tradición oriental – un ejemplo de esta influencia se encuentra en Las mil y una noches–. Dicha estructura será fundamental para el éxito de la obra, la cual se compone de tres planos narrativos imprescindibles e interconectados, los cuales enmarcan toda la obra entremezclándose dando una sensación de «una narración dentro de otra narración».

Estructuralmente el primer marco narrativo pertenece al del autor, el cual encontraremos en el mismo proemio de la obra. Aquí es donde se dirige a su “lector ideal”, las mujeres. Refiriéndose a ellas como sus receptoras idóneas en un marco dialogado y refiriéndose a ellas como “queridísimas señoras”. El segundo marco narrativo lo comprenden los narradores, los diez jóvenes – siete mujeres y tres hombres – que se alejan a una villa para escapar de la peste en un jardín idílico donde se dedican al ocio y a contar historias entre ellos para entretenerse, a lo largo de los diez días que permanecerán allí. Por último, entramos en el tercer marco, el de los relatos. Aquí encontramos cien relatos y cuentos, distribuidos entre los diez episodios o jornadas dirigidas cada día por uno de los jóvenes florentinos. Por otro lado, los diversos y ricos temas que se abordan a lo largo de la obra proceden de muy diversas fuentes, en las que Boccaccio se inspiró. Mientras que el origen del Decamerón se encuentra en unos de los diversos viajes del poeta a su ciudad natal, Florencia. Allí fue testigo de un azote de peste que invadió la ciudad, siendo este el escenario donde situaría a sus personajes. Así mismo y de esta forma, fue la manera que tuvo Boccaccio de distraerse y comenzó a escribir e idear lo que hoy conocemos como la transición entre la Edad Media y el Renacimiento de la prosa italiana.

En esta Séptima Jornada encontramos los diez cuentos correspondientes a la temática sugerida por Dioneo: «La infidelidad de las mujeres a sus maridos».  La narración de esta jornada comienza con una descripción del lugar y de las costumbres que han ido adoptando los jóvenes en estos siete días, donde juegan, comen y beben. Después de la hora de la comida y de la siesta, los diez jóvenes se reúnen y comienzan a relatar sus historias. La primera en hacerlo será Emilia (Gianni Lotteringhi y el fantasma) con un relato sobre una mujer infiel que, a la llegada inesperada de su marido, arde un plan para que su amante pueda, mediante el uso de un conjuro, comerse la cena que ella le tenía preparada. El segundo relato será narrado por Filóstrato (La venta del tonel), donde una mujer sorprendida de la llegada de su marido comerciante finge que su amante es un futuro comprador, por lo que le hace limpiar el ánfora por dentro mientas que su amante/comprador yace con ella al borde del ánfora. El tercer relato será narrado por Elissa (El conjuro de los gusanos) donde un fraile enamorado de una mujer casada la engaña por un juego de parentescos para yacer con ella. El cuarto relato, narrador por Lauretta (La piedra del pozo) nos cuenta las artimañas de una mujer casada, la cual emborracha a su marido para salir a hurtadillas de la casa para encontrarse con su amante. Este sospechando de ella, quiere hacerle una encerrona, pero ella siendo más astuta tira una piedra al pozo, engañando al marido, y una vez dentro de la casa procede a montarle un número delante de los vecinos. El cuento narrado por Fiammetta (El celoso confesor) cuenta la historia de un marido celoso que se hace pasar por un párroco para sonsacarle a su mujer quien es su amante. Pero esta, sin tener ninguno y adivinando quien era su confesor, le tiende una trampa. El sexto relato, está narrado por Pampinea (Los tres hombres de Isabella), cuenta la historia de Isabella quien tiene relacionen con dos amantes además del marido, y por medio de la suerte y la astucia hace que el segundo pretendiente, delante de su marido, finja perseguir al primero. Mientras que el marido se lo cree todo. El séptimo relato, está narrado por Filomena (Cornudo y apaleado) nos cuenta como un joven y su amante casada urden un plan para hacer salir de la cama al marido y retozar juntos. Posteriormente el joven baja y le da una manta de palos al señor en nombre de la dama casada. El octavo relato, está narrado por Neífile (El hilo de Sismonda) narra como un marido rico pero plebeyo sigue el hilo atado al pie de su señora, por el que los amantes se comunicaban, acabando en pelea con el amante y ella fingiendo que él está borracho. El noveno relato, está narrado por Pánfilo (El árbol encantado) y narra cómo dos amantes engañan al marido haciéndole subir, supuestamente, a un árbol encantado donde los ve retozar delante de él. Finalmente el décimo relato está narrado por Dioneo (Las comadres en el purgatorio) donde dos amigos acuerdan volver de la muerte para contarle al otro que hay en el más allá, por lo que el Tingoccio fallece y este le cuenta que está en el purgatorio pero que no es delito acostarse con su comadres.

Estos diez relatos se centran, principalmente, en tres temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna. Son relatos humorísticos y, en ocasiones, pueden llegar a ser obscenos, como por ejemplo en la utilización de las relaciones sexuales en algunas partes del relato, aunque esto irá variando dependiendo del mismo. Los personajes son prototipos burgueses –al menos principalmente– ya que aparecen, en multitud de ocasiones, como motivación del conflicto: el dinero, los negocios, el honor, la venganza y los sueldos. Esto es toda una novedad si lo comparamos con las novelas bizantinas o de caballerías coetáneas a el Decamerón, ya que, los relatos se centran en las relaciones que tienen sus personajes con el mundo que les rodea. No son personajes «ideales», sino que están ambientados en una época y una sociedad, por lo que actúan con respecto a esta. Lo que en ocasiones hace que estos personajes se alteren y que acaben destruyendo sus relaciones matrimoniales o pasionales, debido a los celos, la infelicidad, el abandono o el cansancio.

Finalmente, y a modo de características comunes, encontramos que en estos diez relatos hay una gran verosimilitud, ya que los personajes que se nos narran son personajes del día a día. Además, constan de un gran repliegue de lo sentimental – ya que, posiblemente, a cauda de la epidemia de peste cambió el estilo de vida y la mentalidad de la gente cuya preocupación era el de vivir la vida–. Hay una compleja penetración psicología, donde cada personaje dentro de sus propias circunstancias acabará evolucionando sobre algún aspecto. A pesar de ser la astucia, el ingenio o la inteligencia el que más destaca de ellos. Y esto se ve fuertemente reflejado en los papeles femeninos de los relatos, donde las lectoras cansadas de las infidelidades de sus maridos pueden encontrar refugio y reírse al leer dichos relatos. Donde ellas por primera vez son las dueñas de sus vidas y en donde deciden hacer y deshacer prácticamente a su antojo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario