*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.*
La historia de Tristán e Isolda, es una leyenda perteneciente a una amplia lista de textos escritos a lo largo de la Edad Media, denominados como, «Materia de Bretaña» o «Mito artúrico» – Los cuales provienen directamente de la tradición celta, donde se nos narran la historia legendaria de Bretaña siendo protagonizada por el famoso personaje el Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda –. Esta leyenda nos narra la historia de amor entre un arduo y valeroso caballero, llamado Tristán, y su reina Isolda de Irlanda. Dicha nos ha dejado a lo largo de la historia una de las leyendas de amor más influyente y representativas de la historia de la literatura.
Su autor, Joseph Bédier (París, 1864 –
Le Grand- Serre, 1938) fue una figura fundamental entre los romanistas de
principios del siglo XX. Existen una gran cantidad de versiones de la Historia de Tristán e Isolda, pero
ninguna tan bien conseguida y tan bellamente contada como la de Bédies, quien,
a su vez, fue un teorizador entusiasta en el ámbito de las literaturas
románicas medievales. También es autor del clásico Le légendes épiques (1907- 1914), y hay que destacar que fue a su
vez y casi por encima de todo un prosista extraordinario.
La obra comienza exponiendo y
presentando los orígenes del personaje principal masculino, Tristán de Leonis.
Remarcando sus hazañas y logros como caballero y sobrino del Rey Marcos de
Tintagel. Como salvó las tierras de su señor matando a Morholt y su posterior
envenenamiento y milagrosa recuperación por parte de Isolda de Irlanda, sobrina
del fallecido. Más tarde, Tristán conseguirá la mano de la princesa para
casarla con su tío, y he aquí donde los dos amantes, bebiendo de un bebedizo
preparado por la reina irlandesa, quedan unidos en cuerpo y alma para la
eternidad, inclusive juntando sus destinos el uno al otro. A partir de este
punto, la historia se torna mucho más vivaz y nos narra los encuentros
amorosos, las sospechas de traición, los celos por parte del rey, las argucias
de los amantes para no ser descubiertos, hasta que finalmente el marido de
Isolda les descubre y manda quemar a los amantes en una pira. Tras un escape
digno del propio James Bone, Tristán rescata a su vez a su amada y juntos pasan
dos años en los bosques viviendo como salvajes. Finalmente, los amantes entran
en razón y deciden separar sus destinos por el bien de los dos. Isolda es
entregada al Rey Marcos y Tristán se embarcará en una serie de aventuras que
acabarán ocasionándole la muerte. El final más trágico que se haya podido
escribir narra cómo tras un largo viaje Isolda cae rendida sobre el cuerpo de
su amado y fallece. Los amantes son enterrados juntos, y de entre sus tumbas,
nace una zarza verde y fuerte que cubrirá y unirá sus tumbas en la eternidad.
Existe una multitud de elementos a
destacar dentro de la obra, los cuales, van a denotan los rasgos y
características propios del género del cual es parte esta leyenda. Para
comenzar el primer rasgo a destacar se encuentra «en las mocedades de Tristán»,
donde se destacará el origen noble y de buen nombre de nuestro héroe. Al
provenir de una madre hermana de un rey y un padre, el cual, es un valeroso
caballero de gran honor y porte, le están dando al personaje el comienzo típico
de un héroe de caballerías –aunque esto formula ya venía usándose desde
Homero–. Además, y es muy representativo, su madre es quien le da su nombre, Tristán, a cauda de la pena de haber
perdido a su marido y siendo a su vez la tristeza la causa de su muerte. Siendo
así esta tristeza la que enmarcará, como un motivo literario, su destino. Por
otro lado, al crecer y al quedar bajo la tutela de su tío Marcos, cediendo las
tierras que por nombre y derecho le pertenecían, a su padre postizo, nos da a
indicar que Tristán es ya un caballero. El cual se rige por las normas y la
moral propias del vasallaje. Junto a la fidelidad a su familia, la
participación en empresas y batallas en nombre de su señor. Su tío Marcos de
Tintagel, podríamos denominarlo como el ejemplo de rey bueno y bondadoso que se
hace gala en toda novela de caballerías o historia épica, propia del medievo.
Otro ejemplo muy curioso de vasallaje lo encontramos en el juicio por la
autoría de la muerte del dragón en Irlanda, donde Isolda insiste a su padre
para que perdone a Tristán, dándose entre los dos hombres un beso en la boca.
Este gesto, que a día de hoy nos parece del todo íntimo y propio del amor
romántico, era en aquellos tiempos, una muestra de respeto entre un señor y su
caballero.
Este elemento del vasallaje se verá
representado en toda la obra, además de entremezclarse con otros elementos
típicos de la mitología y la importancia de lo religioso para estas sociedades
medievales. La leyenda de Tristán e
Isolda está enmarcada en unas tierras donde los elementos místicos y
mitológicos – propios de la cultura celta– están fuertemente arraigados. Un
ejemplo de ello es el bebedizo que la reina de irlanda le prepara a su hija
para su futura boda, la alusión de gigantes y la batalla que tuvo que enfrentar
Tristán contra un dragón –o alguna variante de esta ya que más bien el animal
podría parecerse a una quimera– nos da una idea de cómo está estructurado este
mundo de fantasía medieval en la que se desarrolla esta historia.
A medida que avanza la trama el
elemento religioso, y en especial el de la religión católica, se verá que es
quien marca la moral, las normas de comportamiento y las acciones de los
personajes. Isolda jurará ante Dios en varias ocasiones –en la prueba del
hierro candente y ante su marido–, el propio Dios, como voluntad divina,
intercederá por los amantes – un ejemplo de ellos, es cuando Tristán saltó por
la ventana de una iglesia hacia un acantilado y Dios le salva– además de que
finalmente los amantes se someten a la ley divina devolviendo a Isolda a su
marido y Tristán casándose, por otro lado, con la Isolda de las blancas manos.
Este último personaje será muy importante, ya que, condicionará el trágico
final que les depara a los amantes al mentirle en el lecho de muerte a Tristán
con el color de las velas del barco que traería a su amada Isolda la del
cabello de oro de nuevo a su lado.
Al centrarnos en los personajes, y al
leer con detenimiento la obra, podemos llegar a la conclusión de que Tristán
asume el papel de Odiseo o Ulises en la Odisea. Ya que, a pesar de ser un gran
guerrero, en la mayoría de ocasiones en donde Tristán tuvo alguna dificultad,
este hizo gala de su habilidad con las palabras, con su astucia y su engaño.
Algo muy propio del prototipo de héroe homérico inspirado en el Ulises.
Por último, encontramos algunos
elementos que será recurrente en otras manifestaciones literarias que le
precederán. Uno de será el uso de la fuente o del agua como representación
simbólica del amor y de las pasiones, muy típico del Dolce Still Novo italiano,
donde el agua es, a su vez, el reflejo del alma de los amantes. El canto del
ruiseñor, tan usado en las novelas de Shakespeare y del posterior romanticismo,
será un elemento que denotará los deseos de los enamorados. Ya que, Isolda al
reconocer en el piar del ruiseñor la voz de su amado se arriesga a ser atrapada
o descubierta por los guardias y sale de entre los brazos de su señor. Esta
misma escena, pero de una forma diferente lo encontraremos en Romeo y Julieta, donde en el canto de la
alondra quieren oír el canto del ruiseñor a pesar de que, al quedarse, eso
implique la muerte de Romeo.
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