domingo, 21 de julio de 2019

El Infierno de Dante Alighieri

*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de  spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.* 




         El Infierno, de Dante Alighieri, es una de las tres partes que comprenden la Divina Comedia, obra cumbre de la literatura universal. Es la más reconocida y sublime de toda la producción del poeta florentino, ya que, mediante esta, fue posible la transición del pensamiento propio de la época del medievo al del posterior renacimiento italiano.

Esta primera parte, el Infierno, se compone de una serie de poemas compuestos en endecasílabos con tercetos encadenados, los cuales están organizados entre treinta y cuatro cantos donde se encuentran referencias de orígenes clásicos como de pura invención por parte del autor. El tema principal de la obra será el viaje y la búsqueda de Dante por encontrar el conocimiento divino –el autor aparecerá como el personaje principal, en la forma de narrador autor, durante su viaje a través del Infierno, luego el Purgatorio y, finalmente, el Cielo donde se encuentra Beatriz– pasando, para conseguirlo, por los diferentes círculos concéntricos que comprenden el cono invertido debajo de la ciudad de Jerusalén donde estará situado la entrada al Infierno.

Al principio de la obra, Dante esta deambulando por una selva donde se encuentra con tres animales: un león, una pantera y un lobo. Dichos animales representarán los pecados de la superación del deseo carnal, el deseo de conocimiento y, por último, el deseo de la felicidad. De alguna forma nos da a entender que Dante debe deshacerse de dichos pecados para poder ascender a los cielos en su viaje final en busca de la verdad divina. Beatriz aquí estará representada como un ser de luz, buena y bondadosa. Quien se encarga de enviar a Virgilio –Dante admiraba al poeta romano por su obra la Eneida, ya que, en ella, también se encuentra narrado un descenso a los infiernos por parte de Eneas–, el poeta será el encargado de guiarle, y en multitud de ocasiones también protegerle, por entre los nueve círculos del Infierno. En este viaje alegórico hay que diferenciar entre dos tipos de pecados, los vicios por incontinencia –aquellos que se han hecho de una forma inconsciente e incontrolable– y los vicios de maldad –aquellos que han atentado contra las leyes de Dios, con todas las consecuencias –, dicha separación la vemos reflejada a partir de la aparición de la Ciudad de Dite.

Dante irá pasando junto a su guía por entre los indiferentes (aquellos que no se posicionaron ni entre Dios ni el Diablo), el río Aqueronte, los no-bautizados (también conocido como el limbo, aparecen personajes como Homero, Ovidio y Catulo). A partir de aquí nos encontramos con los pecados de incontinencia: los glotones (cuyo guardián será el Can Cerbero), los lujuriosos (donde un viento huracanado volea eternamente a personajes como Aquiles, Cleopatra o Dido, también aparece la figura de Minos como un demonio que envía a las almas a donde les corresponde), los que tienen el pecado de la avaricia y la prodigalidad (cuyos castigos serán levantarse el día del juicio final con el puño cerrado o con sus fracciones irreconocibles). Pasando por la Laguna Estigia, Dante visitará a los iracundos (donde retrata a un enemigo suyo Felipe Argenti como un ser de lodo) y, finalmente, llegando a la Ciudad de Dite donde un ángel tuvo que bajar en su ayuda para seguir con su descenso.

A partir de este momento comienzan los pecados de maldad, cuyos castigos serán mucho más rudos, empezando por los herejes donde Dante descubre que los muertos no pueden ver el presente, pero sí el futuro. Continuado con los ladrones, los hipócritas, violentos, aduladores y hechiceros. Aparecen lugares como el bosque negro para los suicidas, la figura del Minotauro como guardián del circulo séptimo, el de los traidores como Alejandro, las arpías, el dios griego Vulcano donde se encuentran los impíos y los sodomitas. La figura del monstruo mitológico de Gerión les hace descender nuevamente al núcleo más profundo de los infiernos. Aquí aparece la Fosa Maldita, donde se encuentran los rufianes y aduladores, los simoniacos, y adivinos. Pasando por el Río Flejetonte, Dante conoce a los fraudulentos, a los discordiadores y malos consejeros, atravesando entre los Gigantes y el río infernal del Cocito donde encontramos a los traidores (donde se encuentran figuras como Judas, Bruto y Casio). Entre los traidores es donde se encuentran los castigos más crueles y originales, pasando del fuego al hielo abrasador. Con condenados en un mar helado donde solo sobresalen sus cabezas o colgando boca abajo con sus lagrimas congeladas en los ojos y, finalmente, la figura de Lucifer masticando a Judas (quien tiene los pies fuera de su boca). Lucifer es descrito como un ser aterrador, horrendo, con tres caras y alas de murciélago quien se encuentra boca abajo debido a su caía a los infiernos. Finalmente, Dante y Virgilio ascienden trepando por entre el pelaje del Lucifer, llegando a una gruta natural que le dará paso al siguiente escalón de camino al Cielo, el Purgatorio. 

Los temas que se tratan a lo largo de estos treinta y cuatro cantos están relacionados con la mitología, la religión católica y la crítica sarcástica y mordaz sobre la situación de la ciudad natal del autor Florencia. Con respecto a la mitología, Dante ha pretendido ser fiel a lecturas como la de Virgilio y Homero, pero dándoles a estas figuras un sentido religioso ya que es inevitable pensar que todas aquellas figuras del folclore pagano se encuentran situados en el Infierno. Por otro lado, la obra entera esta dirigida hacia la moral cristiana y católica, donde Dante se representa a sí mismo como un ejemplo del «buen cristiano», dejando incluso de tener compasión por aquellos que él considera pecadores. Cree en la voluntad divina y los motivos que le han llevado al supremo para castigar tan gravemente a todas aquellas almas. Virgilio, a su vez, también se nos representa como un ejemplo de moral cristiana, tanto en lo que dice a lo largo de su travesía como en sus actos. Además, es imprescindible la visión política y social que Dante le brinda a su critica hacía personajes y acontecimientos acontecidos en la ciudad de Florencia. Ya que, podría decirse, que no ha habido canto donde no apareciese dicho tema, ya sea por medio de lamentaciones o debido a las circunstancias, donde acaba alabando a su tierra o juzgándola. Aquí los personajes florentinos serán retratados según la ideología del autor –como güelfo blanco, y posterior partidario del Imperio- y ocupando puestos en el Infierno de igual forma.

Finalmente, la obra acabará siendo un sueño producto de la mente del autor donde se nos aclara que nada de lo que se nos ha mostrado es real. Pero, sin duda, de esta lectura lo que más destaca es el tema del viaje, cuyo recurso también fue usado por Virgilio y Homero. Además, el uso de temas políticos, históricos o de aspecto biográfico, son sumamente recurrente a lo largo de la obra, al igual que varios elementos metapoéticos, astrológicos, y de la naturaleza o, incluso, de la geografía. Dejándonos una obra especialmente culta y extensa, donde el término de «Divina» (y a modo de curiosidad) fue añadido a posteriori en una edición veneciana de 1555. Mientras que la palabra «Comedia» sí que fue usada en multitud de ocasiones por el propio Dante, inclusive dentro de la misma obra, para denominar un final que en esencia acabó de buena manera y, de alguna forma, feliz.


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