Ficha informativa:
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Título de
la obra: Rashômon y otros cuentos.
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Nombre del
autor: Akutagawa Ryûnosuke.
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Nombre del
traductor: José Kozer.
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Editorial: Miraguano
Ediciones.
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Año de
publicación: 1987.
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Lugar de
publicación: España.
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Año de la
edición: 1952.
Sinopsis
del tema:
Esta antología de
relatos consta de los siguientes títulos: «Rashômon», «La nariz», «Kesa y
Maritô», «En el bosque», «El biombo del Infierno», «El cuerpo de mujer» y
«Sennin». El autor, Akutagawa Ryûnosuke, los escribió entre 1915 y 1919. Fue un
escritor neorrealista, — en contraposición a las formas literarias del
naturalismo y las tendencias neorrománticas (esteticismo), que estaban muy
presente en el ámbito literario del momento— que publicó en la revista Shinshichô
(“Nueva corriente ideológica”) de la Universidad de Tokio. Destaca su visión
intrincada y neurótica, a la hora de perfeccionar su estilo literario, desde
una visión crítica del individualismo y la superficialidad hedonista de la era
Taishô (1912-1926) que la tocó vivir.
Akutagawa se inspiró
para estos relatos en los modelos literarios europeos —tanto en su estilo como
en su desarrollo—, pero siempre tratando de brindarles un profundo mensaje y un
contexto tradicionalmente japonés. También es muy característico —dentro de su
estilo narrativo— su intento por resaltar el carácter sensorial en sus relatos,
los recursos testimoniales y subjetivos —por medio del juego con el punto de
vista mediante los narradores—, la intuición y, por último, una visión metafísica
a modo de crítica velada.
Análisis y opinión personal:
En el relato de «Rashômon»
nos encontramos ante un planteamiento moral sobre la dualidad que existe entre
el bien y el mal. Siempre encarnado en las tradiciones y las estrictas normas
morales propias del budismo y del sintoísmo japonés. El protagonista, un siervo
sin amo sorprende a una anciana robando el cabello a los muertos, por lo que
decide darle una lección y ultrajarla a ella también —de la misma manera que la
anciana estaba haciendo con los cadáveres—. Tiene caracteres sobrenaturales,
detalles escabrosos y muy macabros. Con un aura y una atmosfera que espera
impactar al lector, desagradándole y haciéndole pensar en los hechos narrados
desde el sentido ético de la moralidad.
El segundo es un relato
metafórico sobre del yo y el ego. En «La nariz», el protagonista es un
monje budista que sufre por el tamaño de su nariz, lo que ejerce en él un gran
sentimiento de inferioridad al ser el foco de todas las burlas. Tal es su
obsesión con las narices —al comparar constantemente la suya propia con la de
los demás— que decide someterse a un tratamiento que implica, dolor,
aplastamiento y agua hirviendo. Pero todos estos esfuerzos no sirven para nada,
puesto que, al tener una nariz normal, sigue siendo el centro de las burlas,
aunque esta vez no es por su tamaño sino por haber cambiado su apariencia.
Finalmente, el monje decide que la gente se reirá de él, independientemente de
lo que haga y extraña su antigua nariz. La cual, vuelve a él, tras una noche
reparadora. Este relato, además de ingenioso es una metáfora sobre el
sentimiento de inferioridad, el intento por encajar en un modelo preestableció.
En el cuento de «Kesa y
Maritô» se nos narra un crimen y cómo se acontece. Puesto que está narrado
desde dos perspectivas en primera persona: Kesa y Maritô. El primero estaba
enamorado de Maritô en su juventud, y por lo que decide violarla tras comprobar
que ya no le agrada de esa manera tras el paso del tiempo. La segunda es una
mujer amargada tras un matrimonio fallido que es abusada, pero que tras el acto
incita al amante a matar a su marido por la vergüenza de tal acto. Finalmente,
y de forma subjetiva, puesto que ella misma nos narra la última parte de la
historia, desconocemos si Kesa realmente ha asesinado al marido de Maritô o si
verdaderamente ha vuelto para acabar con la vida de ella por obligarle a
realizar tal acto. Un relato sublime en cuento a técnicas narrativas, pero que
deja con un mal sabor de boca por la brutalidad y la fealdad interna de sus
personajes.
El relato de «En el
bosque» —junto con el de «Rashômon»— sirvieron de inspiración para la
realización de la película Rashômon de Akira Kurosawa (1950). Lo más
relevante de esta historia es la técnica narrativa fragmentada — a través de
los testimonios subjetivos de sus personajes— que puebla el conjunto del
relato. En él se nos narra un asesinato a través de diversas perspectivas,
dejando al lector con la duda al final de quien fue realmente el hacedor del
crimen. Teniendo como protagonistas a un ladrón, a un matrimonio joven recién
casados, y los distintos testigos de la historia. Sin duda, uno de los relatos
más ingeniosos y entretenidos de toda la antología.
«El biombo del
Infierno» podría ser considerado, persé, como una novela corta, debido a su
longitud y a la complejidad narrativa que desprende. El narrador personaje se
encarnará en la figura de una criada que conoció los hechos narrados de primera
mano, contándoselo a un lector implícito que bien podría ser el propio lector.
Teniendo como protagonista a un pintor de moralidad dudosa y alma oscura que
solo puede pintar aquello que ve de primera mano. Por lo que, tras una orden de
su señor de pintar los ocho anillos del infierno budista —al más puro estilo de
Dante en la Divina Comedia o de Oscar Wild con su Retrato de Dorian
Grey— decide atormentar a sus pupilos para inspirarse para su nuevo cuadro.
Paralelamente, se nos cuenta que el pintor tiene una hija que sirve en la casa
del señor, la cual es muy hermosa y a la que se insinia que tiene un afecto
especial hacia ella. Tras su rechazo (o abuso, puesto que no se nos aclara que
fue lo que realmente pasó), el señor usa a la hija para atormentar el alma
oscura de su padre, el pintor. Finalmente, la muchacha acabará siendo quemándola
viva, como él mismo deseaba pintar para concluir el encargo del cuadro, a modo
de represalia hacía su padre por parte del señor.
En el relato de «El
cuerpo de mujer» se nos describe la transformación de un hombre, que esta
durmiendo la siesta junto a su mujer, en una garrapata. La cual va escandalo
una montaña blanca que es el seno de la mujer, terminado el extraño sueño —que
podría haber sido real puesto que en la narración no se desmiente que esto
pasara o no, confundiendo realidad con ficción— con la admiración del marido por
la belleza de la joven. Como si fuera la por primera vez que viera realmente la
belleza del cuerpo semidesnudo de su mujer.
En último lugar tenemos
el relato de «Sennin», un cuento con moraleja que roza, sin duda, el realismo
mágico. Nos relata la ilusión de un hombre por convertirse en sennin,
por lo que es formado durante cuarenta años por una pareja que a cambio de su
servidumbre le prometen el secreto para convertirse en uno. Roza el absurdo,
puesto que no se ajusta a la realidad en lo que describe, de hecho, el criado
sale volando y se pierde en la lejanía del cielo agradecido por haber aprendido
a ser un sennin tras el engaño de la pareja. Un relato muy curioso y
divertido, en comparación con la oscuridad y la maldad de algunos de los demás
relatos de la antología.
En resumen, Akutagawa Ryûnosuke
marcó un antes y un después, dentro del panorama literario contemporáneo japonés.
Dejando tras de sí un legado irrepetible en cuyo cenit se encuentra el
desarrollo del género del cuento y del relato corto en Japón. Brindando de esta
manera un espacio a las innovaciones occidentales, pero sin olvidar los
detalles y la importancia de la fábula tradicional japonesa. De esta manera
Akutagawa se consolida como uno de los poco, y más representativos, cuentistas
contemporáneos. Cuya única meta será la de buscar el equilibrio perfecto entre
la manera de expresar la emotividad y la expresión de los sentimientos —a
través de la psicología de los personajes—desde la fidelidad literaria. De esta
manera encontramos, como ya hemos visto, una gran profunda y una compleja gama
de personajes: egoístas, frívolos, oscuros, llenos de misera y degradación
moral.
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