domingo, 21 de julio de 2019

La Séptima Jornada del Decamerón de Giovanni Boccaccio.

*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de  spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.* 


L
a Séptima Jornada es una de las diez partes en la que está dividida la obra del Decamerón, compuesta por él escritor italiano Giovanni Boccaccio. De cuya vida se sabe que pudo haber nacido en Florencia en el año 1313. Fue un hijo ilegitimo de una familia adinerada de comerciantes florentina y que cursó la carrera de Derecho. En su juventud cortejó a una dama napolitana llamada Fiammetta (“Llamita”) por medio de canciones y sonetos, pero esta finalmente le rechazó. Este desencanto amoroso será el detonante artístico para que el poeta se decida a crear sus primeras obras –cuya figura principal se verá encarnada en Fiammetta–, además, le surgió una profunda fijación por el estudio de obras clásicas. Sobre todo, las de Dante Algighieri, a quien acabó admirando profundamente. Boccaccio pasó toda su vida viajando por Italia y Europa, pero, finalmente, acabó formando parte de la embajada de su ciudad. Era conocida la fuerte amistad entre él y Petrarca, tanto en su faceta personal, como en su faceta literaria. Finalmente, y poco antes de su muerte a manos de una enfermedad en 1375, Boccaccio hizo en Florencia unas conferencias donde daba lecciones sobre la Divina Comedia.

Sin lugar a dudas el Decamerón fue, a excepción de sus otras obras escritas en italiano y latín, la producción literaria más aclamada del poeta, la cual, podemos subrayar como la obra cumbre de Boccaccio. En ella se nota la madurez artística del poeta, tanto en la forma como en el contenido. El Decamerón fue un éxito absoluto en su tiempo, llegando a ser traducida en varios idiomas, además de ser una obra decisiva para el género de la novela. Llegando a influir en autores posteriores como Chauser o Cervantes. Dicha novela fue compuesta entre 1350 y 1355 y su estructura está inspirada en la tradición oriental – un ejemplo de esta influencia se encuentra en Las mil y una noches–. Dicha estructura será fundamental para el éxito de la obra, la cual se compone de tres planos narrativos imprescindibles e interconectados, los cuales enmarcan toda la obra entremezclándose dando una sensación de «una narración dentro de otra narración».

Estructuralmente el primer marco narrativo pertenece al del autor, el cual encontraremos en el mismo proemio de la obra. Aquí es donde se dirige a su “lector ideal”, las mujeres. Refiriéndose a ellas como sus receptoras idóneas en un marco dialogado y refiriéndose a ellas como “queridísimas señoras”. El segundo marco narrativo lo comprenden los narradores, los diez jóvenes – siete mujeres y tres hombres – que se alejan a una villa para escapar de la peste en un jardín idílico donde se dedican al ocio y a contar historias entre ellos para entretenerse, a lo largo de los diez días que permanecerán allí. Por último, entramos en el tercer marco, el de los relatos. Aquí encontramos cien relatos y cuentos, distribuidos entre los diez episodios o jornadas dirigidas cada día por uno de los jóvenes florentinos. Por otro lado, los diversos y ricos temas que se abordan a lo largo de la obra proceden de muy diversas fuentes, en las que Boccaccio se inspiró. Mientras que el origen del Decamerón se encuentra en unos de los diversos viajes del poeta a su ciudad natal, Florencia. Allí fue testigo de un azote de peste que invadió la ciudad, siendo este el escenario donde situaría a sus personajes. Así mismo y de esta forma, fue la manera que tuvo Boccaccio de distraerse y comenzó a escribir e idear lo que hoy conocemos como la transición entre la Edad Media y el Renacimiento de la prosa italiana.

En esta Séptima Jornada encontramos los diez cuentos correspondientes a la temática sugerida por Dioneo: «La infidelidad de las mujeres a sus maridos».  La narración de esta jornada comienza con una descripción del lugar y de las costumbres que han ido adoptando los jóvenes en estos siete días, donde juegan, comen y beben. Después de la hora de la comida y de la siesta, los diez jóvenes se reúnen y comienzan a relatar sus historias. La primera en hacerlo será Emilia (Gianni Lotteringhi y el fantasma) con un relato sobre una mujer infiel que, a la llegada inesperada de su marido, arde un plan para que su amante pueda, mediante el uso de un conjuro, comerse la cena que ella le tenía preparada. El segundo relato será narrado por Filóstrato (La venta del tonel), donde una mujer sorprendida de la llegada de su marido comerciante finge que su amante es un futuro comprador, por lo que le hace limpiar el ánfora por dentro mientas que su amante/comprador yace con ella al borde del ánfora. El tercer relato será narrado por Elissa (El conjuro de los gusanos) donde un fraile enamorado de una mujer casada la engaña por un juego de parentescos para yacer con ella. El cuarto relato, narrador por Lauretta (La piedra del pozo) nos cuenta las artimañas de una mujer casada, la cual emborracha a su marido para salir a hurtadillas de la casa para encontrarse con su amante. Este sospechando de ella, quiere hacerle una encerrona, pero ella siendo más astuta tira una piedra al pozo, engañando al marido, y una vez dentro de la casa procede a montarle un número delante de los vecinos. El cuento narrado por Fiammetta (El celoso confesor) cuenta la historia de un marido celoso que se hace pasar por un párroco para sonsacarle a su mujer quien es su amante. Pero esta, sin tener ninguno y adivinando quien era su confesor, le tiende una trampa. El sexto relato, está narrado por Pampinea (Los tres hombres de Isabella), cuenta la historia de Isabella quien tiene relacionen con dos amantes además del marido, y por medio de la suerte y la astucia hace que el segundo pretendiente, delante de su marido, finja perseguir al primero. Mientras que el marido se lo cree todo. El séptimo relato, está narrado por Filomena (Cornudo y apaleado) nos cuenta como un joven y su amante casada urden un plan para hacer salir de la cama al marido y retozar juntos. Posteriormente el joven baja y le da una manta de palos al señor en nombre de la dama casada. El octavo relato, está narrado por Neífile (El hilo de Sismonda) narra como un marido rico pero plebeyo sigue el hilo atado al pie de su señora, por el que los amantes se comunicaban, acabando en pelea con el amante y ella fingiendo que él está borracho. El noveno relato, está narrado por Pánfilo (El árbol encantado) y narra cómo dos amantes engañan al marido haciéndole subir, supuestamente, a un árbol encantado donde los ve retozar delante de él. Finalmente el décimo relato está narrado por Dioneo (Las comadres en el purgatorio) donde dos amigos acuerdan volver de la muerte para contarle al otro que hay en el más allá, por lo que el Tingoccio fallece y este le cuenta que está en el purgatorio pero que no es delito acostarse con su comadres.

Estos diez relatos se centran, principalmente, en tres temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna. Son relatos humorísticos y, en ocasiones, pueden llegar a ser obscenos, como por ejemplo en la utilización de las relaciones sexuales en algunas partes del relato, aunque esto irá variando dependiendo del mismo. Los personajes son prototipos burgueses –al menos principalmente– ya que aparecen, en multitud de ocasiones, como motivación del conflicto: el dinero, los negocios, el honor, la venganza y los sueldos. Esto es toda una novedad si lo comparamos con las novelas bizantinas o de caballerías coetáneas a el Decamerón, ya que, los relatos se centran en las relaciones que tienen sus personajes con el mundo que les rodea. No son personajes «ideales», sino que están ambientados en una época y una sociedad, por lo que actúan con respecto a esta. Lo que en ocasiones hace que estos personajes se alteren y que acaben destruyendo sus relaciones matrimoniales o pasionales, debido a los celos, la infelicidad, el abandono o el cansancio.

Finalmente, y a modo de características comunes, encontramos que en estos diez relatos hay una gran verosimilitud, ya que los personajes que se nos narran son personajes del día a día. Además, constan de un gran repliegue de lo sentimental – ya que, posiblemente, a cauda de la epidemia de peste cambió el estilo de vida y la mentalidad de la gente cuya preocupación era el de vivir la vida–. Hay una compleja penetración psicología, donde cada personaje dentro de sus propias circunstancias acabará evolucionando sobre algún aspecto. A pesar de ser la astucia, el ingenio o la inteligencia el que más destaca de ellos. Y esto se ve fuertemente reflejado en los papeles femeninos de los relatos, donde las lectoras cansadas de las infidelidades de sus maridos pueden encontrar refugio y reírse al leer dichos relatos. Donde ellas por primera vez son las dueñas de sus vidas y en donde deciden hacer y deshacer prácticamente a su antojo.

Vida Nueva de Dante Alighieri

*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de  spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.* 




E
n la Vida Nueva de Dante Alighieri se narra, tanto en prosa como en verso, los sentimientos y los acontecimientos que le acontecieron a Dante al conocer a su modelo de mujer ideal, Beatriz. Esta narración pertenece a las primeras obras que el escritor florentino creó, aunque probablemente antes de está, escribiera algunas poesías y sonetos. Se elaboró, aproximadamente, entre 1293 y 1294 –cuando aún no había sido exiliado– siendo este el texto más Stilnovista del autor por seguir profundamente los parámetros de este estilo. Su origen proviene del amor provenzal típico de la Edad Media, basándose en la relación de vasallaje de amor, que, por aquella época, no se desarrollaba de igual manera en Florencia. Derivando así en lo que hoy conocemos como el estilo del Dolce Stil Novo, donde el amor genera una tensión que dará a una poesía dirigida al «conocimiento», tanto divino como terrenal.

Además, tiene un claro carácter autobiográfico, ya que alude a lugares y a personas que el escritor conoció a lo largo de su vida, aunque con un gran toque de invención en lo que respecta a la narración. Él mismo es el personaje principal de la obra, junto con su objeto de adoración o “su dueña”, Beatriz. A quien diviniza, asemejándola con la propia gracia de Dios. La obra se compone de treinta y una composiciones poéticas y otras partes escritas en prosa vulgar y, con respecto al tema, la obra podría ser dividida en dos partes: las reflexiones, antes y después, de la muerte de Beatriz.

Vida Nueva nace a partir de dos objetivos clave en la creación artística de Dante. La primera radica en la reivindicación de la lengua vulgar y el “fenómeno Beatriz”, que posteriormente se tendrá como un papel fundamental en la obra de la Divina Comedia, y, además, dicho fenómeno tendrá una gran influencia literaria en el Renacimiento en figuras como Petrarca o Lope de Vega. Beatriz no será mas que un pretexto para la creación artística de Dante, una «vía» para llegar a donde verdaderamente pretende llegar o, simplemente, por el hecho de escribir. Ya que la obra es un continuo de imaginaria poética que justificaría el elemento imaginario que se agolpa a lo largo de la obra.

La vida del autor, Dante Alighieri, es un elemento fundamental para contextualizar todas sus obras, tanto la Divina Comedia como Vida Nueva, entre otras. Nació en Florencia en 1265 dentro de una familia perteneciente a los Güelfos, en cuyo grupo estuvo inscrito durante su juventud, e incluso, intervino en varias batallas a su favor en 1289. En la década de los noventa llegó a convertirse en una de las personas más influyentes de Florencia.  Pero al dividirse los Güelfos, entre blancos y negros, Dante se vio obligado a marchar al norte de Italia al conseguir los güelfos negros la hegemonía en Florencia gracias a la ayuda del Papa. Por este motivo, Dante se vio obligado a vivir de encargos diplomáticos gracias a la ayuda de sus amigos. En el siglo VII, el emperador de Alemania invade Italia y con este, nacen las esperanzas de Dante para volver a su ciudad natal. Pero en 1312, el emperador Enrique VI fue envenenado, por lo que Dante pasará el resto de su vida entre la escritura y la vagabundería. Finalmente murió em Rávena en 1321.

En esta obra se relatan las reflexiones filosóficas, sobre Amor, el dolor del rechazo o su adoración por Beatriz, de una forma puramente artística. Donde se encuentran entrelazados la explicación de los hechos en prosa vulgar, y posteriormente, una canción, rima o soneto que Dante explica y enumera a lo largo de la obra. Se pueden encontrar varios elementos que se van a ir repitiendo, como la alusión al número nueve – tanto en el momento de conocer a Beatriz, como explicación de su perfección a la hora de su muerte – ya que, dicho número para Dante significaba la «perfección». También las visiones o sueños que irán guiando a Dante, como por ejemplo en el caso de Amor. Quien se le aparecerá en sueños y visiones para guiarle y aconsejarle sobre lo que debe hacer con respecto a Beatriz.

La obra comienza cuando Dante rememora el momento en el cual conoce a una joven Beatriz – apenas una niña en aquel momento – paseando por las calles de Florencia.  Dicha figura literaria existió realmente pero no se sabe hasta qué punto pudo haber tenido relación con el autor, ya que se cree, que dicha mujer, acabó muriendo de peste en el año 1290. Por lo que, a partir de este primer momento, Dante comienza a relatar diferentes episodios encabezados por la adoración hacia esta dama.

En un primer momento sueña con una visión de su gentilísima dama comiéndose un corazón palpitante de la mano de una nube rojiza. Lo que llega a perturbar gravemente al poeta. Por lo que decide usar a diversas damas como “escudos”, para retratar a Beatriz en sus obras poéticas sin que nadie más pueda notarlo. A cauda de esto Beatriz le negará el saludo a Dante y este al no comprender se retira a su dormitorio a lamentarse. Por lo que se le aparece en un sueño Amor en forma de un muchacho joven vestido de blanco, a partir de aquí Amor comenzará a guiarle para recuperar el afecto de Beatriz.

Ocurren varios episodios donde la belleza, la humildad y la gracia de Beatriz dejan indispuesto al poeta, esto causa que el resto de damas o caballeros lo convierten en el punto de mira y el objeto de sus risas. Dante, a modo de contestación o de reflexión, les dedica rimas y canciones. También reflexiona sobre el surgimiento del amor y adoración hacia la figura de Beatriz, y el porqué es digna de tal comportamiento de su parte. Pero un suceso trágico se acontece con la muerte del padre de Beatriz, que dejan a la joven indispuesta. Lo que deja a Dante preocupado llorando por su dama en las calles de la ciudad. A causa de este incidente, el poeta le sobreviene una enfermedad que le dejará en cama nueve días seguidos, donde fantaseará con la futura muerte de su gentil dama creándole una gran ansiedad ya que nunca antes había pensado en ello. De nuevo se vuelve a centrar en sus creaciones literarias, aclarando que la bella Beatriz gozaba de reconocimiento en la ciudad gracias a las creaciones de Dante, pero que esta seguía sin perder su halo ni su humildad. Pero, desgraciadamente, Beatriz fallece al poco tiempo. Y toda la ciudad se pone de luto, dejando a Dante profundamente apenado por lo que comienza a escribir sonetos convencido de que su gentilísima fue acogida por el propio Dios en su seno y que volverá a verla.

A partir de aquí, – y aproximadamente un año después del fallecimiento de Beatriz – una dama que se lamentaba por la vida triste del poeta, comienza a hacer mella en los pensamientos de Dante. Teniendo una profunda crisis donde dos fuerzas antagónicas se debatían dentro de él: la razón y las pasiones. Dante estaba convencido de que Dios había puesto a dicha dama en su camino para consolarse por la pena de la pérdida de su señora, pero estas reflexiones terminan en el momento en el que Beatriz se le aparece en sueños. Y dejando de sentirse vil, de resigna a seguir pensando y penando por quien el considera su única dama y señora.

Finalmente, la obra termina con una conclusión del propio Dante, donde decide crear un nuevo proyecto artístico donde poder hablar más ampliamente y como se merece de su gentilísima Beatriz. Y, en donde aclara, podrá volver a verla en su máximo esplendor, dicho sea, el propio cielo sentada junto a Dios. Ya que la figura de esta dama no es más que el prisma por el que se puede llegar al verdadero amor celestial, a través del reflejo de los ojos de los enamorados. Un elemento que terminaría de confirmar la relación de Beatriz con Dios radica en la propia concepción del número nueve. Ya que el número tres –Padre, Hijo y Espíritu Santo, son tres en uno– es raíz de nueve, por lo que Beatriz falleció el noveno día del mes, además, en el calendario de Siria, también sería el noveno mes del año. Al mismo tiempo, Dante, la conocería al cumplir los nueve años. Todo esto para indicar que, en efecto Beatriz se trata de un milagro.

El Infierno de Dante Alighieri

*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de  spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.* 




         El Infierno, de Dante Alighieri, es una de las tres partes que comprenden la Divina Comedia, obra cumbre de la literatura universal. Es la más reconocida y sublime de toda la producción del poeta florentino, ya que, mediante esta, fue posible la transición del pensamiento propio de la época del medievo al del posterior renacimiento italiano.

Esta primera parte, el Infierno, se compone de una serie de poemas compuestos en endecasílabos con tercetos encadenados, los cuales están organizados entre treinta y cuatro cantos donde se encuentran referencias de orígenes clásicos como de pura invención por parte del autor. El tema principal de la obra será el viaje y la búsqueda de Dante por encontrar el conocimiento divino –el autor aparecerá como el personaje principal, en la forma de narrador autor, durante su viaje a través del Infierno, luego el Purgatorio y, finalmente, el Cielo donde se encuentra Beatriz– pasando, para conseguirlo, por los diferentes círculos concéntricos que comprenden el cono invertido debajo de la ciudad de Jerusalén donde estará situado la entrada al Infierno.

Al principio de la obra, Dante esta deambulando por una selva donde se encuentra con tres animales: un león, una pantera y un lobo. Dichos animales representarán los pecados de la superación del deseo carnal, el deseo de conocimiento y, por último, el deseo de la felicidad. De alguna forma nos da a entender que Dante debe deshacerse de dichos pecados para poder ascender a los cielos en su viaje final en busca de la verdad divina. Beatriz aquí estará representada como un ser de luz, buena y bondadosa. Quien se encarga de enviar a Virgilio –Dante admiraba al poeta romano por su obra la Eneida, ya que, en ella, también se encuentra narrado un descenso a los infiernos por parte de Eneas–, el poeta será el encargado de guiarle, y en multitud de ocasiones también protegerle, por entre los nueve círculos del Infierno. En este viaje alegórico hay que diferenciar entre dos tipos de pecados, los vicios por incontinencia –aquellos que se han hecho de una forma inconsciente e incontrolable– y los vicios de maldad –aquellos que han atentado contra las leyes de Dios, con todas las consecuencias –, dicha separación la vemos reflejada a partir de la aparición de la Ciudad de Dite.

Dante irá pasando junto a su guía por entre los indiferentes (aquellos que no se posicionaron ni entre Dios ni el Diablo), el río Aqueronte, los no-bautizados (también conocido como el limbo, aparecen personajes como Homero, Ovidio y Catulo). A partir de aquí nos encontramos con los pecados de incontinencia: los glotones (cuyo guardián será el Can Cerbero), los lujuriosos (donde un viento huracanado volea eternamente a personajes como Aquiles, Cleopatra o Dido, también aparece la figura de Minos como un demonio que envía a las almas a donde les corresponde), los que tienen el pecado de la avaricia y la prodigalidad (cuyos castigos serán levantarse el día del juicio final con el puño cerrado o con sus fracciones irreconocibles). Pasando por la Laguna Estigia, Dante visitará a los iracundos (donde retrata a un enemigo suyo Felipe Argenti como un ser de lodo) y, finalmente, llegando a la Ciudad de Dite donde un ángel tuvo que bajar en su ayuda para seguir con su descenso.

A partir de este momento comienzan los pecados de maldad, cuyos castigos serán mucho más rudos, empezando por los herejes donde Dante descubre que los muertos no pueden ver el presente, pero sí el futuro. Continuado con los ladrones, los hipócritas, violentos, aduladores y hechiceros. Aparecen lugares como el bosque negro para los suicidas, la figura del Minotauro como guardián del circulo séptimo, el de los traidores como Alejandro, las arpías, el dios griego Vulcano donde se encuentran los impíos y los sodomitas. La figura del monstruo mitológico de Gerión les hace descender nuevamente al núcleo más profundo de los infiernos. Aquí aparece la Fosa Maldita, donde se encuentran los rufianes y aduladores, los simoniacos, y adivinos. Pasando por el Río Flejetonte, Dante conoce a los fraudulentos, a los discordiadores y malos consejeros, atravesando entre los Gigantes y el río infernal del Cocito donde encontramos a los traidores (donde se encuentran figuras como Judas, Bruto y Casio). Entre los traidores es donde se encuentran los castigos más crueles y originales, pasando del fuego al hielo abrasador. Con condenados en un mar helado donde solo sobresalen sus cabezas o colgando boca abajo con sus lagrimas congeladas en los ojos y, finalmente, la figura de Lucifer masticando a Judas (quien tiene los pies fuera de su boca). Lucifer es descrito como un ser aterrador, horrendo, con tres caras y alas de murciélago quien se encuentra boca abajo debido a su caía a los infiernos. Finalmente, Dante y Virgilio ascienden trepando por entre el pelaje del Lucifer, llegando a una gruta natural que le dará paso al siguiente escalón de camino al Cielo, el Purgatorio. 

Los temas que se tratan a lo largo de estos treinta y cuatro cantos están relacionados con la mitología, la religión católica y la crítica sarcástica y mordaz sobre la situación de la ciudad natal del autor Florencia. Con respecto a la mitología, Dante ha pretendido ser fiel a lecturas como la de Virgilio y Homero, pero dándoles a estas figuras un sentido religioso ya que es inevitable pensar que todas aquellas figuras del folclore pagano se encuentran situados en el Infierno. Por otro lado, la obra entera esta dirigida hacia la moral cristiana y católica, donde Dante se representa a sí mismo como un ejemplo del «buen cristiano», dejando incluso de tener compasión por aquellos que él considera pecadores. Cree en la voluntad divina y los motivos que le han llevado al supremo para castigar tan gravemente a todas aquellas almas. Virgilio, a su vez, también se nos representa como un ejemplo de moral cristiana, tanto en lo que dice a lo largo de su travesía como en sus actos. Además, es imprescindible la visión política y social que Dante le brinda a su critica hacía personajes y acontecimientos acontecidos en la ciudad de Florencia. Ya que, podría decirse, que no ha habido canto donde no apareciese dicho tema, ya sea por medio de lamentaciones o debido a las circunstancias, donde acaba alabando a su tierra o juzgándola. Aquí los personajes florentinos serán retratados según la ideología del autor –como güelfo blanco, y posterior partidario del Imperio- y ocupando puestos en el Infierno de igual forma.

Finalmente, la obra acabará siendo un sueño producto de la mente del autor donde se nos aclara que nada de lo que se nos ha mostrado es real. Pero, sin duda, de esta lectura lo que más destaca es el tema del viaje, cuyo recurso también fue usado por Virgilio y Homero. Además, el uso de temas políticos, históricos o de aspecto biográfico, son sumamente recurrente a lo largo de la obra, al igual que varios elementos metapoéticos, astrológicos, y de la naturaleza o, incluso, de la geografía. Dejándonos una obra especialmente culta y extensa, donde el término de «Divina» (y a modo de curiosidad) fue añadido a posteriori en una edición veneciana de 1555. Mientras que la palabra «Comedia» sí que fue usada en multitud de ocasiones por el propio Dante, inclusive dentro de la misma obra, para denominar un final que en esencia acabó de buena manera y, de alguna forma, feliz.


Reseña Tristán e Isolda


*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de  spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.* 


La historia de Tristán e Isolda, es una leyenda perteneciente a una amplia lista de textos escritos a lo largo de la Edad Media, denominados como, «Materia de Bretaña» o «Mito artúrico» – Los cuales provienen directamente de la tradición celta, donde se nos narran la historia legendaria de Bretaña siendo protagonizada por el famoso personaje el Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda –. Esta leyenda nos narra la historia de amor entre un arduo y valeroso caballero, llamado Tristán, y su reina Isolda de Irlanda. Dicha nos ha dejado a lo largo de la historia una de las leyendas de amor más influyente y representativas de la historia de la literatura.

Su autor, Joseph Bédier (París, 1864 – Le Grand- Serre, 1938) fue una figura fundamental entre los romanistas de principios del siglo XX. Existen una gran cantidad de versiones de la Historia de Tristán e Isolda, pero ninguna tan bien conseguida y tan bellamente contada como la de Bédies, quien, a su vez, fue un teorizador entusiasta en el ámbito de las literaturas románicas medievales. También es autor del clásico Le légendes épiques (1907- 1914), y hay que destacar que fue a su vez y casi por encima de todo un prosista extraordinario. 

La obra comienza exponiendo y presentando los orígenes del personaje principal masculino, Tristán de Leonis. Remarcando sus hazañas y logros como caballero y sobrino del Rey Marcos de Tintagel. Como salvó las tierras de su señor matando a Morholt y su posterior envenenamiento y milagrosa recuperación por parte de Isolda de Irlanda, sobrina del fallecido. Más tarde, Tristán conseguirá la mano de la princesa para casarla con su tío, y he aquí donde los dos amantes, bebiendo de un bebedizo preparado por la reina irlandesa, quedan unidos en cuerpo y alma para la eternidad, inclusive juntando sus destinos el uno al otro. A partir de este punto, la historia se torna mucho más vivaz y nos narra los encuentros amorosos, las sospechas de traición, los celos por parte del rey, las argucias de los amantes para no ser descubiertos, hasta que finalmente el marido de Isolda les descubre y manda quemar a los amantes en una pira. Tras un escape digno del propio James Bone, Tristán rescata a su vez a su amada y juntos pasan dos años en los bosques viviendo como salvajes. Finalmente, los amantes entran en razón y deciden separar sus destinos por el bien de los dos. Isolda es entregada al Rey Marcos y Tristán se embarcará en una serie de aventuras que acabarán ocasionándole la muerte. El final más trágico que se haya podido escribir narra cómo tras un largo viaje Isolda cae rendida sobre el cuerpo de su amado y fallece. Los amantes son enterrados juntos, y de entre sus tumbas, nace una zarza verde y fuerte que cubrirá y unirá sus tumbas en la eternidad.

Existe una multitud de elementos a destacar dentro de la obra, los cuales, van a denotan los rasgos y características propios del género del cual es parte esta leyenda. Para comenzar el primer rasgo a destacar se encuentra «en las mocedades de Tristán», donde se destacará el origen noble y de buen nombre de nuestro héroe. Al provenir de una madre hermana de un rey y un padre, el cual, es un valeroso caballero de gran honor y porte, le están dando al personaje el comienzo típico de un héroe de caballerías –aunque esto formula ya venía usándose desde Homero–. Además, y es muy representativo, su madre es quien le da su nombre, Tristán, a cauda de la pena de haber perdido a su marido y siendo a su vez la tristeza la causa de su muerte. Siendo así esta tristeza la que enmarcará, como un motivo literario, su destino. Por otro lado, al crecer y al quedar bajo la tutela de su tío Marcos, cediendo las tierras que por nombre y derecho le pertenecían, a su padre postizo, nos da a indicar que Tristán es ya un caballero. El cual se rige por las normas y la moral propias del vasallaje. Junto a la fidelidad a su familia, la participación en empresas y batallas en nombre de su señor. Su tío Marcos de Tintagel, podríamos denominarlo como el ejemplo de rey bueno y bondadoso que se hace gala en toda novela de caballerías o historia épica, propia del medievo. Otro ejemplo muy curioso de vasallaje lo encontramos en el juicio por la autoría de la muerte del dragón en Irlanda, donde Isolda insiste a su padre para que perdone a Tristán, dándose entre los dos hombres un beso en la boca. Este gesto, que a día de hoy nos parece del todo íntimo y propio del amor romántico, era en aquellos tiempos, una muestra de respeto entre un señor y su caballero.

Este elemento del vasallaje se verá representado en toda la obra, además de entremezclarse con otros elementos típicos de la mitología y la importancia de lo religioso para estas sociedades medievales. La leyenda de Tristán e Isolda está enmarcada en unas tierras donde los elementos místicos y mitológicos – propios de la cultura celta– están fuertemente arraigados. Un ejemplo de ello es el bebedizo que la reina de irlanda le prepara a su hija para su futura boda, la alusión de gigantes y la batalla que tuvo que enfrentar Tristán contra un dragón –o alguna variante de esta ya que más bien el animal podría parecerse a una quimera– nos da una idea de cómo está estructurado este mundo de fantasía medieval en la que se desarrolla esta historia.

A medida que avanza la trama el elemento religioso, y en especial el de la religión católica, se verá que es quien marca la moral, las normas de comportamiento y las acciones de los personajes. Isolda jurará ante Dios en varias ocasiones –en la prueba del hierro candente y ante su marido–, el propio Dios, como voluntad divina, intercederá por los amantes – un ejemplo de ellos, es cuando Tristán saltó por la ventana de una iglesia hacia un acantilado y Dios le salva– además de que finalmente los amantes se someten a la ley divina devolviendo a Isolda a su marido y Tristán casándose, por otro lado, con la Isolda de las blancas manos. Este último personaje será muy importante, ya que, condicionará el trágico final que les depara a los amantes al mentirle en el lecho de muerte a Tristán con el color de las velas del barco que traería a su amada Isolda la del cabello de oro de nuevo a su lado.  

Al centrarnos en los personajes, y al leer con detenimiento la obra, podemos llegar a la conclusión de que Tristán asume el papel de Odiseo o Ulises en la Odisea. Ya que, a pesar de ser un gran guerrero, en la mayoría de ocasiones en donde Tristán tuvo alguna dificultad, este hizo gala de su habilidad con las palabras, con su astucia y su engaño. Algo muy propio del prototipo de héroe homérico inspirado en el Ulises.

Por último, encontramos algunos elementos que será recurrente en otras manifestaciones literarias que le precederán. Uno de será el uso de la fuente o del agua como representación simbólica del amor y de las pasiones, muy típico del Dolce Still Novo italiano, donde el agua es, a su vez, el reflejo del alma de los amantes. El canto del ruiseñor, tan usado en las novelas de Shakespeare y del posterior romanticismo, será un elemento que denotará los deseos de los enamorados. Ya que, Isolda al reconocer en el piar del ruiseñor la voz de su amado se arriesga a ser atrapada o descubierta por los guardias y sale de entre los brazos de su señor. Esta misma escena, pero de una forma diferente lo encontraremos en Romeo y Julieta, donde en el canto de la alondra quieren oír el canto del ruiseñor a pesar de que, al quedarse, eso implique la muerte de Romeo.