*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.*
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Séptima Jornada es una de las diez partes en la que está dividida la obra del
Decamerón, compuesta por él escritor italiano Giovanni Boccaccio. De cuya vida
se sabe que pudo haber nacido en Florencia en el año 1313. Fue un hijo
ilegitimo de una familia adinerada de comerciantes florentina y que cursó la
carrera de Derecho. En su juventud cortejó a una dama napolitana llamada
Fiammetta (“Llamita”) por medio de canciones y sonetos, pero esta finalmente le
rechazó. Este desencanto amoroso será el detonante artístico para que el poeta
se decida a crear sus primeras obras –cuya figura principal se verá encarnada
en Fiammetta–, además, le surgió una profunda fijación por el estudio de obras
clásicas. Sobre todo, las de Dante Algighieri, a quien acabó admirando profundamente.
Boccaccio pasó toda su vida viajando por Italia y Europa, pero, finalmente,
acabó formando parte de la embajada de su ciudad. Era conocida la fuerte
amistad entre él y Petrarca, tanto en su faceta personal, como en su faceta
literaria. Finalmente, y poco antes de su muerte a manos de una enfermedad en
1375, Boccaccio hizo en Florencia unas conferencias donde daba lecciones sobre
la Divina Comedia.
Sin lugar a dudas el Decamerón fue, a excepción de sus otras obras escritas en italiano
y latín, la producción literaria más aclamada del poeta, la cual, podemos
subrayar como la obra cumbre de Boccaccio. En ella se nota la madurez artística
del poeta, tanto en la forma como en el contenido. El Decamerón fue un éxito absoluto en su tiempo, llegando a ser
traducida en varios idiomas, además de ser una obra decisiva para el género de
la novela. Llegando a influir en autores posteriores como Chauser o Cervantes.
Dicha novela fue compuesta entre 1350 y 1355 y su estructura está inspirada en
la tradición oriental – un ejemplo de esta influencia se encuentra en Las mil y una noches–. Dicha estructura
será fundamental para el éxito de la obra, la cual se compone de tres planos
narrativos imprescindibles e interconectados, los cuales enmarcan toda la obra
entremezclándose dando una sensación de «una narración dentro de otra
narración».
Estructuralmente el primer marco narrativo pertenece
al del autor, el cual encontraremos en el mismo proemio de la obra. Aquí es
donde se dirige a su “lector ideal”, las mujeres. Refiriéndose a ellas como sus
receptoras idóneas en un marco dialogado y refiriéndose a ellas como
“queridísimas señoras”. El segundo marco narrativo lo comprenden los
narradores, los diez jóvenes – siete mujeres y tres hombres – que se alejan a
una villa para escapar de la peste en un jardín idílico donde se dedican al
ocio y a contar historias entre ellos para entretenerse, a lo largo de los diez
días que permanecerán allí. Por último, entramos en el tercer marco, el de los
relatos. Aquí encontramos cien relatos y cuentos, distribuidos entre los diez
episodios o jornadas dirigidas cada día por uno de los jóvenes florentinos. Por
otro lado, los diversos y ricos temas que se abordan a lo largo de la obra
proceden de muy diversas fuentes, en las que Boccaccio se inspiró. Mientras que
el origen del Decamerón se encuentra
en unos de los diversos viajes del poeta a su ciudad natal, Florencia. Allí fue
testigo de un azote de peste que invadió la ciudad, siendo este el escenario
donde situaría a sus personajes. Así mismo y de esta forma, fue la manera que
tuvo Boccaccio de distraerse y comenzó a escribir e idear lo que hoy conocemos
como la transición entre la Edad Media y el Renacimiento de la prosa italiana.
En esta Séptima Jornada encontramos los diez cuentos
correspondientes a la temática sugerida por Dioneo: «La infidelidad de las
mujeres a sus maridos». La narración de
esta jornada comienza con una descripción del lugar y de las costumbres que han
ido adoptando los jóvenes en estos siete días, donde juegan, comen y beben.
Después de la hora de la comida y de la siesta, los diez jóvenes se reúnen y
comienzan a relatar sus historias. La primera en hacerlo será Emilia (Gianni
Lotteringhi y el fantasma) con un relato sobre una mujer infiel que, a la
llegada inesperada de su marido, arde un plan para que su amante pueda,
mediante el uso de un conjuro, comerse la cena que ella le tenía preparada. El
segundo relato será narrado por Filóstrato (La venta del tonel), donde una
mujer sorprendida de la llegada de su marido comerciante finge que su amante es
un futuro comprador, por lo que le hace limpiar el ánfora por dentro mientas
que su amante/comprador yace con ella al borde del ánfora. El tercer relato
será narrado por Elissa (El conjuro de los gusanos) donde un fraile enamorado
de una mujer casada la engaña por un juego de parentescos para yacer con ella.
El cuarto relato, narrador por Lauretta (La piedra del pozo) nos cuenta las
artimañas de una mujer casada, la cual emborracha a su marido para salir a
hurtadillas de la casa para encontrarse con su amante. Este sospechando de
ella, quiere hacerle una encerrona, pero ella siendo más astuta tira una piedra
al pozo, engañando al marido, y una vez dentro de la casa procede a montarle un
número delante de los vecinos. El cuento narrado por Fiammetta (El celoso
confesor) cuenta la historia de un marido celoso que se hace pasar por un
párroco para sonsacarle a su mujer quien es su amante. Pero esta, sin tener
ninguno y adivinando quien era su confesor, le tiende una trampa. El sexto
relato, está narrado por Pampinea (Los tres hombres de Isabella), cuenta la
historia de Isabella quien tiene relacionen con dos amantes además del marido,
y por medio de la suerte y la astucia hace que el segundo pretendiente, delante
de su marido, finja perseguir al primero. Mientras que el marido se lo cree
todo. El séptimo relato, está narrado por Filomena (Cornudo y apaleado) nos
cuenta como un joven y su amante casada urden un plan para hacer salir de la
cama al marido y retozar juntos. Posteriormente el joven baja y le da una manta
de palos al señor en nombre de la dama casada. El octavo relato, está narrado
por Neífile (El hilo de Sismonda) narra como un marido rico pero plebeyo sigue
el hilo atado al pie de su señora, por el que los amantes se comunicaban,
acabando en pelea con el amante y ella fingiendo que él está borracho. El
noveno relato, está narrado por Pánfilo (El árbol encantado) y narra cómo dos
amantes engañan al marido haciéndole subir, supuestamente, a un árbol encantado
donde los ve retozar delante de él. Finalmente el décimo relato está narrado
por Dioneo (Las comadres en el purgatorio) donde dos amigos acuerdan volver de
la muerte para contarle al otro que hay en el más allá, por lo que el Tingoccio
fallece y este le cuenta que está en el purgatorio pero que no es delito
acostarse con su comadres.
Estos diez relatos se centran, principalmente, en tres
temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna. Son relatos humorísticos
y, en ocasiones, pueden llegar a ser obscenos, como por ejemplo en la
utilización de las relaciones sexuales en algunas partes del relato, aunque
esto irá variando dependiendo del mismo. Los personajes son prototipos
burgueses –al menos principalmente– ya que aparecen, en multitud de ocasiones,
como motivación del conflicto: el dinero, los negocios, el honor, la venganza y
los sueldos. Esto es toda una novedad si lo comparamos con las novelas
bizantinas o de caballerías coetáneas a el Decamerón,
ya que, los relatos se centran en las relaciones que tienen sus personajes con
el mundo que les rodea. No son personajes «ideales», sino que están ambientados
en una época y una sociedad, por lo que actúan con respecto a esta. Lo que en
ocasiones hace que estos personajes se alteren y que acaben destruyendo sus
relaciones matrimoniales o pasionales, debido a los celos, la infelicidad, el
abandono o el cansancio.
Finalmente, y a modo de características comunes,
encontramos que en estos diez relatos hay una gran verosimilitud, ya que los
personajes que se nos narran son personajes del día a día. Además, constan de
un gran repliegue de lo sentimental – ya que, posiblemente, a cauda de la
epidemia de peste cambió el estilo de vida y la mentalidad de la gente cuya
preocupación era el de vivir la vida–. Hay una compleja penetración psicología,
donde cada personaje dentro de sus propias circunstancias acabará evolucionando
sobre algún aspecto. A pesar de ser la astucia, el ingenio o la inteligencia el
que más destaca de ellos. Y esto se ve fuertemente reflejado en los papeles
femeninos de los relatos, donde las lectoras cansadas de las infidelidades de
sus maridos pueden encontrar refugio y reírse al leer dichos relatos. Donde
ellas por primera vez son las dueñas de sus vidas y en donde deciden hacer y
deshacer prácticamente a su antojo.