domingo, 12 de julio de 2020

Reseña "Juegos de azar" de Slawomir Mrozerk.

*NOTA: Todos los Análisis Literarios que reseñare en el blog no están exentos de  spoilers de forma inevitable. Con el fin de entender en profundidad y reflexionar sobre la obra es necesario destripar acciones, personajes y tramas con el fin de llegar a tender la obra de una forma muchos más detenida.* 


Título: Juegos de azar.
Autor: Slawomir Mrozerk.
Publicación: 2007
Páginas: 112.
Editorial: El Acantilado.
Género: Contemporánea, relato corto.  

Sinopsis: Slawomir Mrozek es uno de los clásicos contemporáneos venerados en Polonia. Autor teatral de extraordinario prestigio y narrador ácido, despiadado y fuera de lo común, sus textos se mueven entre el absurdo más espeluznante y una inteligencia y perspicacia dolorosas a fuerza de lucidez. Enemigo de las obviedades y observador minucioso de la vida común, sus cuentos se nos aparecen hoy como espuma de una sonrisa ligeramente triste y vagamente melancólica, voz de una modernidad irreductible y desencantada.



RESEÑA
«Juegos de azar», del autor polaco Slawomir Mrozerk (1930-2013), es una recopilación de treinta y cuatro relatos cortos o microrrelatos. Los cuales crean un mosaico único a la hora de representar la realidad de nuestra sociedad contemporánea, las gentes que la pueblan o, incluso, las formas de pensar que nos definen. Escrita desde la minuciosidad, Slawomir Mrozerk, ha analizado desde el detalle y el absurdo todo aquello que en esta obra se encuentra reflejada desde el ángulo más impredecible. Cuyo mensaje se encuentra desdibujando para dar paso a una significación puramente irónica y sarcástica de lo que puede llegar a ser y es el ciudadano europeo contemporáneo por excelencia. 

Sobre el autor podemos decir que fue aclamado, tanto dentro como fuera de su país, como escritor, periodista, dibujante y dramaturgo. Sus obras explotan la esencia del ser humano, la alienación a la que está sometida la sociedad actual y una profunda crítica del abuso de poder de los estados totalitarios. Una de sus grandes facetas, y por las que alcanzaría gran popularidad, sería como dibujante de comics.

Con respecto a su vida, Mrozerk vivió en Cracovia durante la Segunda Guerra Mundial, siendo estos años marcados por la guerra (y la ocupación por parte de los nazis de su país), la posterior Republica de Polonia y la represión de Stalin, lo que le llevó a formar parte de una generación de jóvenes desilusionados. Sus experiencias serán plasmadas posteriormente en sus obras. Fue educado bajo la religión católica, se graduó en la Novodworski Lycée en 1949 y, posteriormente, comenzó a trabajar para la revista Przekrój, compaginándolo con sus estudios. Nunca llegó a acabar ni la carrera de arquitectura ni los estudios en la Academia de Bellas Artes de Cracovia. También, por un corto periodo de tiempo, estudió filosofía oriental evitando de este modo ser reclutado en el ejército de su país.

Se unió al Partido Obrero Unificado Polaco, ganándose así la vida como periodista político. En 1953, durante la Polonia de posguerra, formó parte de una carta abierta dirigida a las autoridades polacas que apoyaban la persecución de dirigentes religiosos al ser acusados de espionaje. También participó en una crítica a los curas católicos en Cracovia y se casó con la artista Maria Obremba (falleció prematuramente en 1969) mandándose posteriormente con ella a Varsovia y posteriormente a Italia debido a la situación política. Atraído por las letras francesas pidió asilo allí recibiendo la nacionalidad en 1978, en esta época también publicó Le Monde en protesta por la intervención del ejercito en el Pacto de Varsovia en Checoslovaquia. Nueve años después se casó con su segunda mujer y vivió en Estados Unidos, Alemania y, posteriormente, en México. Allí comenzó a escribir su diario Dziennik powrotu que acabaría al volver a su país natal en la década de los noventa. El 11 de noviembre de 1997, Slawomir Mrozek fue galardonado en forma de reconocimiento por su contribución a las letras polacas con la Orden Polonia Restituta. En 2008, finalmente tras superar una larga enfermedad por la que tuvo que volver a aprender a leer y a escribir, decidió abandonar Polonia y mudarse a Niza, lugar en el que falleció en 2013.

Con una vida como la que vivió Mrozek no es de extrañar que acabara escribiendo verdaderas genialidades con todo aquello de lo que disponía. En concreto con «Juegos de azar» nos centraremos en los microrrelatos que aquí se encuentran y de cuya temática (siempre relacionados entre el humor y el surrealismo) variarán desde: el sentido de la muerte, la lógica europeísta, la critica hacia el modo de vida contemporáneo, a los totalitarios o hacia las propias gentes (a modo de títeres o actores en esta representación de Mrozek del mundo) desde todas las perspectivas habidas y por haber.

Comenzaremos con el primer relato de esta recopilación, Una nueva vida, donde se nos presenta la necesidad de comenzar de nuevo, de deconstruirse, junto a la necesidad de volver a recrearnos y repensarnos, pero con un inconveniente. El mañana nunca llegará porque vivimos en un eterno presente, por lo que sí ha de cambiar algo no debe ser nunca desde «el mañana» sino desde mismo hoy. Una reflexión indiscutible sobre la sedentariedad del sujeto civilizado, que espera a algún tipo de estímulo externo para seguir y dominar su propia vida.

Seguimos con, El gabinete de figuras de cera, que narra el trayecto de un hombre por las cavidades de un museo de cera donde todo es pasado, estético y olvidado. Allí se encuentra con un dictador que, aun arriesgando su preciado escondite en el museo, le pide aquello que más ansia un ¡viva! El primer sujeto se niega por el simple placer de negarse, recalcando que solo un loco visitaría a día de hoy un museo de cera. Reflexión implacable sobre los totalitarismos y aquellos que aun hoy desean que pervivan cuando no son más que piezas de un pasado que debe ser olvidado. 

Con El Transbordo somos engañados por el propio relato debido a que nos narra el intento de hospedaje de un hombre en un hostal tras uno de sus largos viajes. El dueño del hotel se niega a menos que sea su último viaje a que allí se quede a pasar la noche el viajero. Por lo que este, antes de despuntar el alba debe volver por donde ha venido removiendo y excavando la tierra para volver a la superficie. Un microrrelato aterrador, cuyo clímax se encuentra en el significado verdadero de «último viaje».

Por otro lado, en Sueños, volvemos al tema del absurdo, pero esta vez mezclando la realidad con lo ficcional de los sueños. Un vagón de tren es el escenario de este relato donde los distintos personajes que allí se encuentras y descansan se ven envueltos en una gran trifulca por medio de estos. El primero sueña con mariposas, el niño de una señora denuncia que alguien le ha robado el cazamariposas, un hombre que increpa a otro por haber soñado con su mujer… Un relato tan cómico como irónico sobre las irritaciones a flor de piel de una sociedad infantilizada.

La crítica también llega hasta las bases de la organización de nuestra sociedad, tan característica tras la Segunda Guerra Mundial. Tan bien reflejado en los relatos de Subir de categoría, La sanidad pública y El progreso y la tradición. Títulos muy significativos para todos aquellos lectores que compartimos este siglo con la significación de estas palabras. El primer relato va sobre un pueblo que quiere instruir a su ladrón para que sea un ladrón de los de verdad, de guante blanco, y debido a las numerosas y difíciles exigencias de sus conciudadanos el ladón decide huir de aquel lugar dejándoles huérfanos de ladón. Porque no se puede decir que uno vive en un respetado pueblo europeo sin un buen ladrón, ¿verdad? El segundo hace referencia a las trabas, las dificultades administrativas que tienen lugar alrededor de la sanidad y de la poca o nula importancia de la sanidad. El relato narra como un hombre se opera de apendicitis y acaba siendo cambiado de sexo, por equivocación. Toda una pesadilla administrativa, pero sigue sin poder ponerle solución a su pobre apéndice, encontrado la única solución posible a la de conformarse con su nueva identidad y con el dolor que le causa su dolencia. Una crítica mordaz hacia el sistema que “nos ampara”. Como en el último relato, en el que se discute, tras la instalación de la democracia, donde deben ir los gobernantes y los gobernados, si en el balcón o en la plaza. Representando la importancia que se le da a las formas, a la apariencia de esa democracia más que a la democracia en sí misma.

Para terminar, comentaré los últimos relatos que he visto importantes de remarcar dentro de esta recopilación de microrrelatos, lo cuales serán: Un europeo cocodrilo, Juego de azar, Un héroe y El loco. El primero, y he de admitir mi favorito, es una comedia ml interpretada por un buen señor y distinguido europeo contra un cocodrilo que se ha colado en su dormitorio. Poco o nada le importa que aquel ser se encuentre allí o el peligro que eso le pueda deparar, sigue manteniendo sus formas de buen caballero pendiente de las reglas y los protocolos a seguir en estos casos. Hasta que se da cuenta de que no puede salir de allí porque el cocodrilo se ha comido los pantalones que hacían juego con su camisa, por lo que muere en su empeño de “no sin mis pantalones”. Una parodia pura y perfecta del esnobismo imperante en Europa. Por otro lado, «Juego de azar», relato que da nombre al conjunto de relatos cortos, habla sobre la corrupción y sobre la perdida de tiempo por parte de la administración. Quienes hacen horas extras en un juego para cazar cucarachas apagando y encendiendo la luz. Hacen apuesta hacía que lado se esconderán las cucarachas hasta el punto de arruinarse. Finalmente, el jefe tras perderlo todo llamó a sanidad para que acabaran con la plaga. Un ejemplo perfecto de como las grandes esferas juegan sin inmutarse con quienes consideran simples cucarachas a sus ojos. Con «Un héroe» el autor nos representa la hipocresía que reina en nuestra sociedad, donde importa más ser quien salve a un pobre boy-scout de ahogarse que el simple hecho de salvar la vida de alguien. Este microrrelato representa a la sociedad en su lado más oscuro y narcisista. Por último, con «El loco», nos reímos un poco de nosotros mismos bajo la ignorancia de como funciona verdaderamente el mundo en el que vivimos. Un grupo de amigos están esperando al último en llegar que es medico en un sanatorio mental, quien al llegar les cuenta el motivo de su retraso. Ya que hay un loco que asegura que cuando él muera llegará el fin del mundo para la humanidad. Y poco a poco, todos se preocupan por la salud de dicho paciente por si las moscas acabara muriendo y realmente llegara el fin del mundo para ellos.

En resumen, «Juegos de azar» (junto al el resto de su producción artística), es considerada dentro y fuera de Polonia como un clásico moderno. Por lo que podemos decir que Slawomir Mrozek es un autor de enorme prestigio y cuyo estilo no ha dejado indiferente a nadie que haya osado probar a adentrarse en su arte. Como narrador es mordaz, despiadado y directo. Con una técnica a la hora de desarrollar el relato o el micro relato fuera de lo común. Que seguro te robará más de una carcajada junto a una profunda reflexión en los más inesperados de los momentos. Ya sea, por su técnica sarcástica e irónica o por la forma tan inteligente de usar el absurdo y el surrealismo para hacer notar cada una de las críticas que encierra cada uno de sus textos.  

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