Título: La pianista.
Autor: Elfriede Jelinek
Publicación: 2011.
Páginas: 288.
Editorial: Debolsillo.
Género: Novela Contemporánea.
Sinopsis:
La
pianista es Erika Kohut, una mujer madura que siempre ha vivido bajo la sombra
de una madre posesiva y absorbente. En realidad, Erika es una pianista
frustrada que ejerce de profesora de piano. Vencida por un fracaso que no es
sino trasunto de una derrota mayor, la de escapar de un dominio indeseado, y
presa en la telaraña de sus inhibiciones y de una perpetua y no siempre amable
vigilancia, Erika ha aprendido a ser austera y severa.
La
pianista es una densa e inteligente, pero amarga, inmersión en la vida de una
mujer cuya forzada soledad y sordo sufrimiento es paradigma de muchas vidas de
mujer.
Sobre el autor:
La
autora de la obra literaria de La pianista, Elfriede
Jelinek nace en Mürzzuschlag, provincia de Estiria en 1946. Es escritora,
dramaturga y activista del Partido Comunista Austriaco y feminista. De orígenes
judíos, sus estudios abarcaron el estudio de la música llenado a estudiar
composición en el Conservatorio de Música de Viena. Estudió también en la
Universidad de Viena musicología teatro e historia del arte.
Su obra literaria
ha producido críticas y conmoción dentro de su país natal, debido a su carácter
provocativo a la hora de retratar la sociedad austriaca en la que vive. Sus obras
oscilan entre la prosa y la poesía lo que la ha llevado a ser la décima mujer
en ganar el Premio Nobel de Literatura y la segunda con nacionalidad austriaca,
por «el
flujo musical de voces y contravoces en sus novelas y obras de teatro».
Gano popularidad a nivel internacional con su novela La pianista cuyo
contenido autobiográfico se reflejó en la
adaptación de Michael Haneke en 2001. Su obra refleja una profunda crítica
social, el análisis la reflexión sobre el papel, el cuerpo y la identidad de la
mujer, donde la voz y el desarrollo de esta adquiere un papel fundamental, casi
único, dentro de su composición literaria.
RESEÑA:
Las palabras impactante y estremecedora se quedan cortas a la hora
de describir esta novela. Es una historia sin filtros, donde se nos
presentan los instintos más básicos y escalofriantes del ser humano, cuyas
necesidades y obsesiones, acaparan cada poro de sus vidas y, en consecuencia, son
consumidos por ellas. Esta obra aguarda en su interior una profunda critica,
hacía la sociedad y hacia la manera que tenemos de vernos a nosotros mismos
como parte de esta. Una sociedad déspota y egoísta, que sobresale en forma de
obsesiones y fetiches a través de sus personajes y ambientes.
Dentro de la obra literaria podemos ver dos
partes fuertemente diferenciadas, tanto de forma interna como de forma externa.
En esta primera parte nos encontramos con saltos entre el pasado y el presente
de Erika, donde empatizamos con este peculiar personaje protagonista y su mundo
interior bajo la forma magistral de narrar de Elfriede Jelinek. Vemos su dolor,
sus traumas, y todo aquello que la ha hecho ser ella misma, que la ha creado
como persona. Donde el cuerpo es una cárcel y una escapatoria. El deseo y la
tensión sexual que esconde Erika es expuesta de forma explícita e incluso
repugnante. La música, y el cuerpo, se convertirán en la única salida para
ella, en forma de una obsesión que el personaje de su madre acabará moldeando.
Pero, sobre todo, la aparición del joven Walter Klemmer en su vida (su relación
aún sigue siendo puramente profesional, aunque dejan entrever su mutuo interés,
el de Walter por conquistarla y pasar a otra nueva presa y la de Erika por no
dejarse dominar por lo que representa Klemmer para ella: su juventud perdida).
Dichas
escenas se nos presentan al lector unidas casi por un hilo de pensamiento
caracterizado con un narrador en tercera persona omnisciente y cuya
particularidad se encuentra en la complejidad de hilar los pensamientos
internos de los diferentes personajes con los que ellos mismos llegan a decir,
en forma de diálogos internos. Por lo que el lector se encuentra sumergido en
las sensaciones, pensamientos, actos y palabras de Erika y de los demás personajes
de su alrededor. Esta forma de narrar se verá también presente en la segunda
parte de la obra donde partiendo de la información y de las escenas anteriores
podemos llegar a entender de una forma más profunda el comportamiento y
personalidad de sus personajes.
En
esta segunda parte se nos presenta lo que sería el nudo y el desenlace, ya sin
saltos temporales, aunque el estilo de la narración sigue siendo el mismo.
Ahora pasamos a una linealidad de acontecimientos que suceden uno detrás del
otro. Y este cambio comienza con Erika dando clases de piano a su alumno Walter
Klemmer donde se pondrá en acción todo aquello que se ha ido desarrollando y
maquinando en la primera parte de la obra. Es el inicio de la extraña relación
profesora/alumno, adulta/joven, pasividad/actividad. Esta segunda parte está
marcada por una lucha de poder, por la dominación. Lo que en un principio
fueron sentimientos de amor conectados por la música (afición que une a estos
dos personajes) ahora se convierte en un juego de fuerzas en nombre del amor.
He visto la película anunciada, pero no tenía idea de que estaba basada en un libro, y menos que la autora es Premio Nobel de Literatura. Esta reseña solo me recuerda lo mucho que existe en el mundo para leer. La narrativa me llama mucho la atención, así como las temáticas que trata la novela. ¡Gracias por tan excelente reseña! :)
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